Pueblos muestran lo mejor de su riqueza en encuentro cultural

Oaxaca, Oax. 28 de julio 2012 (Quadratín).- El gobernador Gabino Cué y su esposa Mané Sánchez Cámara conviven con las delegaciones participantes en el Segundo Lunes del Cerro.
La fiesta continúa en Oaxaca. Las notas de música tradicional de las ocho regiones de la entidad siguen escuchándose en cada esquina de la ciudad. En cada pueblo. En cada municipio.
La música se acompaña con danzas, bailes regionales y versos. Todo está listó para la Octava de la Guelaguetza, en el segundo Lunes del Cerro.
Y como anuncio de esta festividad, las delegaciones se encuentran y se unen como una sola para hermanarse y ofrecerse entre ellas mismas lo mejor de sus pueblos, de sus fiestas y tradiciones.
Es la Comida de la Hermandad, la antesala de los Lunes del Cerro. Y al igual que hace una semana, el Gobernador Gabino Cué Monteagudo, acompañado de su esposa Mané Sánchez Cámara y la Diosa Centéotl –representada en esta ocasión por la joven Evelyn Acosta López- participan en este encuentro, que se realiza en el marco del 80 aniversario de homenaje racial que los pueblos ofrecieron a la capital el 25 de abril de 1932, con motivo de los 400 años de la Verde Antequera.
A su arribo, el jefe del Poder Ejecutivo fue recibido por la delegación de San Pedro y San Pablo Ayutla, Mixes, la cual le mostró las diversas variedades indumentarias que mujeres y hombres de la región portan orgullosos en sus actividades cotidianas y ritos religiosos.
Ni bien habían anunciado su llegada, cuando las dianas de las bandas comenzaron a alegrar el recinto con sus alegres notas musicales, mismas que se confundían con las vivas y porras por parte de las 24 delegaciones presentes que participarán este 30 de julio en el segundo Lunes del Cerro.
En respuesta, el mandatario oaxaqueño, quien vino acompañado por el secretario de Turismo y Desarrollo Económico, José Zorrilla de Sanmartín Diego, recorrió cada una de las mesas para saludar de mano a las agrupaciones folclóricas, quienes al término alegraban el ambiente jarabes, chilenas y sones de las ocho regiones de la entidad.
Con gran alegría y emoción, las delegaciones compartieron los alimentos y después, expusieron lo mejor de sus danzas, costumbres y tradiciones.
Y así la fiesta continúo. El Jarabe del Valle, la Danza de la Pluma, Flor de Piña, y Jarabe Mixe, fueron interpretadas por las bandas de música, las cuales eran bien ejecutadas por sus representantes.
La música alegró el corazón de los participantes en esta máxima fiesta de los oaxaqueños con cada nota reflejada en el espíritu de las mujeres y hombres de la Costa, Sierra Norte y Sur, Mixteca, Cañada, el Istmo, Valles Centrales y Cuenca del Papaloapan.
Gabino Cué convivió con ellos y al ritmo de la banda también disfrutó de los bailes tradicionales del estado más pluriétnico de América Latina.
Así, con el amor por las raíces en la piel, inició el desfile multicolor de las delegaciones de Chinas Oaxaqueñas; San Andrés Solaga; San Pedro y San Pablo Ayutla; Santo Tomás Ocotepec; Santo Tomás Mazaltepec; Asunción Ixtaltepec; San Jerónimo Tlacochahuaya; Juchitán de Zaragoza; Santiago Jocotepec; San Juan Bautista Tuxtepec; Miahuatlán de Porfirio Díaz y San Pablo Villa de Mitla.
También dieron muestra de su habilidad al bailar las agrupaciones de Unión Hidalgo; San Bartolo Coyotepec; Santos Reyes Nopala; Santo Domingo Tehuantepec; Putla Villa de Guerrero; Santa María Tlahuitoltepec; Tlaxiaco; San Sebastián Tutla; San Felipe Usila, San Pedro Pochutla, San Jerónimo Tecóatl y Tututepec Villa de Morelos.
Poco a poco los bailarines se retiran en sus asientos. Descansan por momentos y con la energía recuperada vuelven otra vez a fusionarse en una fiesta sin igual. Dicen estar listos para mostrar a nuestros visitantes parte de su cultura ancestral, tradiciones y danzas en la Octava de la Guelaguetza.
El convivio termina, pero la fiesta no acaba. La banda se va y la música sigue sonando en los corazones de cada uno de los danzantes, que con gritos y porras se van a recorrer las calles e invitar a nuestros visitantes a vivir la Guelaguetza, el culto oaxaqueño de dar y recibir.