
León XIV, primer mes
Oaxaca, Oax. 29 de octubre de 2010 (Quadratín).- ¿Qué están pensando en el círculo cercano del gobernador Ruiz Ortiz a escasos treinta días de dejar el poder?
¿Permitirán como grupo político que controla el PRI, diputaciones federales, locales y algunos presidentes municipales, que la élite que arribará al poder a partir del uno de diciembre gobierne sin obstáculos?
La lógica política nos indica que no. Que las resistencias al gobierno de Gabino Cué comenzarán a partir del mismo día en que este asuma la gubernatura del estado. De hecho, los recientes acontecimientos en los que han caído ultimados dirigentes sociales perfilan el interés por calentar el ambiente previo a la asunción del gobernador electo.
El PRI y el grupo que lo controla, que por obvias razones seguirá siendo el grupo ulicista, sabe muy bien que la alianza que posibilitó el cambio en Oaxaca es frágil y que durará hasta el proceso electoral del 2012, cuando cada uno de los partidos que la integran tenga que impulsar a sus propios candidatos a los cargos de representación popular en disputa: presidente de la república, senadores y diputados federales.
De ahí que el PRI no será una oposición responsable, imaginar o pensar eso sería sufrir de amnesia de la historia política de Oaxaca. El PRI va a construir desde ahora una plataforma que le permita seguir siendo la primera fuerza política en el estado y estar en condiciones de ganar los distritos electorales federales ya con el escenario de la fragmentación política que sufrirá la coalición, particularmente con el PAN, pues se prevé que la alianza aglutinada en el DIA continúe hasta las elecciones del 2012 entre el PRD, Convergencia y el PT.
En este sentido, la lógica del grupo ulicista es que no hay razones políticas para que permitan la gobernabilidad en el estado, buscarán por ello generar junto a sus aliados las condiciones para que Oaxaca se convierta de nuevo en un polvorín como el que convirtieron al estado cuando recién inició el gobierno de Ruiz Ortiz. Los ulicistas están en la definición de los tiempos políticos, requieren con urgencia generar esas condiciones de lo que podríamos llamar incertidumbre política, es decir, que frente al escenario muy probable de que algunos funcionarios puedan enfrentar posibles hechos de corrupción por el ejercicio de sus encargos, requieran de esa incertidumbre política convertida en ingobernabilidad con el fin de estar en mejores condiciones de negociación con los responsables del nuevo gobierno.
Los aliados los tienen y las condiciones políticas las están generando, las condiciones sociales ahí están, pues frente a las expectativas generadas por los ciudadanos en un nuevo gobierno, los priistas buscarán beneficiarse de las inconformidades que a lo largo del desgastante ejercicio de gobierno se vayan generando.
Gabino Cué y su grupo compacto seguramente están asumiendo que los obstáculos que el gobierno de Ruiz Ortiz está colocando a lo largo de este período de transición se acentuarán ya terminado su gobierno. Recordemos que al inicio de la gestión de José Murat, ya habían atentado en contra del líder del MULT y también en contra de otros dirigentes sociales que al paso del tiempo serían cooptados por el gobierno a pesar de que tenían conocimiento quienes eran los responsables intelectuales de esos hechos en los que estuvieron a punto de perder la vida.
La estrategia es ya conocida, atentar contra dirigentes sociales cuyas huestes puedan ser movilizadas con el fin de exigir justicia al nuevo gobierno que entrará en funciones.
En ese escenario se moverá el grupo político que dejará el poder a partir del 30 de noviembre para mover las piezas que le permitan seguir siendo mayoría en el 2012, esa estrategia ya les fue aprobada por el gobernador Pena Nieto a quien por todos lados han buscado acercársele vendiéndole la idea de que es con ellos con quienes debe pactar para ganar Oaxaca.