Economía en sentido contrario: Banamex
Oaxaca, Oax. 26 de noviembre de 2010 (Quadratín).- El próximo uno de diciembre, después de más de ocho décadas de dominio político priista en nuestra entidad, asumirá la titularidad del poder ejecutivo, Gabino Cué Monteagudo.
Mucha tinta ha corrido en páginas nacionales y estatales sobre la gran oportunidad que tiene Oaxaca para terminar con años de atraso, marginación y olvido; mucha tinta ha corrido para dar voz a empresarios, académicos, maestros, organizaciones civiles, partidos políticos, legisladores, gobernadores, entre otros, que en un sentido o en otro, refieren de la gran ventana de oportunidades que se abren para convertir a Oaxaca en una entidad que mire hacia el futuro.
¿Puede un gobernador mirar hacia el futuro?, ¿Puede un gobernador olvidarse del proceso electoral del 2012, del 2013 y del 2016 e imaginarse un Oaxaca para el 2035?, ¿Puede un gobernador y sus colaboradores imaginarse un Oaxaca para el futuro, para una nueva generación, la generación de oaxaqueños del Bicentenario de la Independencia y la Revolución?.
¿Puede un gobernador aprovechar el potencial de recursos naturales, ubicación estratégica, pero sobre todo, el potencial humano del pueblo oaxaqueño, descendientes de los pueblos mixtecos, mixes, triquis, chinantecos, huaves, zapotecos, españoles, que incluso han logrado triunfar más allá de nuestras fronteras?
Sí, si de pronto con visión estratégica elabora un plan de gobierno para el Oaxaca del 2035 y no para los próximos seis años que como hemos sido testigos pasan pronto.
Sí, si frente a la creciente expectativa ciudadana consensa un plan para Oaxaca en todas las áreas, desde la educación hasta el de la infraestructura, que se consense con todos los sectores, que involucre a quienes son responsables de poder llevarlas a cabo.
En el mundo de nuestros días, la mayoría de los países están elaborando planes de largo plazo, Brasil con su Visión 2022; Honduras con su Visión 2010-2038; Guatemala con el apoyo de la UNESCO, para mejorar el sistema educativo nacional; incluso Tamil Nadu, región de la India que se vio seriamente afectada hace tres años por el Tsunami, elaboró un plan educativo con el apoyo de la UNICEF para los próximos 25 años.
Oaxaca y su futuro gobernador tienen las posibilidades reales de elaborar una plataforma que siente las bases para dejar atrás los peores índices de desarrollo humano con los que somos calificados.
Somos últimos lugares en casi todo: en educación, salud, vivienda, caminos, infraestructura carretera y respeto a los derechos humanos.
Somos últimos lugares y no podemos enorgullecernos de ser oaxaqueños, por el simple hecho de conservar nuestras costumbres y tradiciones.
Frente a la expectativa que se ha dejado acrecentar en el pueblo oaxaqueño de que estamos frente a la mejor oportunidad de construir el Oaxaca que deseamos y al que aspiramos, tenemos a un futuro gobernador que sabe que el tiempo con el que cuenta es demasiado corto para los grandes retos que le tocará enfrentar, pero aun así, tenemos a un gobernador que ha viajado, conocido el mundo y lo que otros países están haciendo para construir un mejor futuro para sus ciudadanos.
Casi todos han centrado sus planes futuros en dos áreas fundamentales: infraestructura y educación.
El reto es mayor en el segundo y en la fuerza del sindicalismo oaxaqueño está la fortaleza y debilidad para avanzar en un programa educativo que contribuya a elevar los niveles educativos de los oaxaqueños.
Por supuesto que no desconozco que eso pasa por invertir en la educación, pero no solo es cuestión de recursos, sino también de voluntad política, de voluntad magisterial.
En Oaxaca hay ya una creciente expectativa por conocer a los nuevos funcionarios que acompañarán al titular del ejecutivo, pero hay pocas por saber qué ofrecerán en su calidad de servidores públicos, aún más, que estén dispuestos a romper con su visión cortoplacista de políticos que miran su futuro y no el de los oaxaqueños a los que habrán de servir los próximos seis años.
Oaxaca 2035, es el Oaxaca que Gabino Cué puede construir, esa construcción pasa por su decisión, a pesar de los costos políticos que pueda traerle para el 2012 o el 2013, pero estoy cierto que le daría más dividendos para el 2018, aunque ese no sea el propósito central de lo que habrá de construirse con el Plan Oaxaca 2035.
Él y sus colaboradores tendrán la última palabra.
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Raúl Toledo Dehesa. Presidente del Centro de Estudios para la Seguridad Ciudadana y la Justicia A. C. www.seguridadyjusticia.com.mx