La Constitución de 1854 y la crisis de México
Oaxaca, Oax. 17 de junio de 2010 (Quadratín).- Las campañas políticas pasaron a segundo término con el inicio del mundial de futbol y de los partidos de la selección mexicana. A nadie interesa ya lo que hagan o dejen de hacer los candidatos, a menos claro, que sean actos o actividades de alto impacto que redireccionen el interés de los ciudadanos hacia las campañas partidistas.
Ahí está el mayor reto de los estrategas de cada candidato, pero por lo que se aprecia es muy poco lo que pueden ofertar o lo que la imaginación les puede mostrar. Ese inter entre futbol y campaña está siendo bien aprovechado por el verdadero coordinador de la campaña del candidato de la coalición electoral PRI-PVEM que con preocupación y enojo ha llamado la atención de los mil y un equipos que coexisten al interior de la casa de campaña de su candidato para pedirles una y otra vez que se apliquen a la operación del día de la movilización con el fin de que puedan entregar buenas cuentas y los resultados que muestran las encuestas hasta hoy realizadas les resulten en su favor.
De ahí que la elección del día 4 de julio se prefigura como una elección de Estado: la intromisión directa del gobernador, dotación de recursos públicos a sus candidatos, utilización de los programas y las despensas, el reparto de materiales de construcción, la compra de credenciales y de votos, la movilización de la estructura burocrática lista en mano, la compra de dirigentes políticos y sociales, la pretensión de quedarse con la estructura electoral de la coalición PAN-PRD-Convergencia-PT y las amenazas telefónicas como mecanismo de presión y de chantaje, prefiguran ya un escenario electoral marcado por la derrota.
Un seguimiento puntual de la campaña del candidato de la transformación y lo que eso signifique, de más de 50 mil bardas pintadas en todo el estado; 10 mil espectaculares; cientos de camionetas de lujo, miles de utilitarios, millones de posters, movilización electoral para los mítines, etc., hablan del rebase del tope de campaña, pero que al final muestran el verdadero rostro de una elección de Estado.
Y del otro lado, la sobrevivencia política rumbo al 2012 de dos de los más importantes partidos políticos (PAN-PRD) que convierte a la elección de Oaxaca en una elección con razón de Estado, en el que el interés de los más altos dirigentes partidistas está puesto en no permitir que el PRI y sus marrullerías, el PRI de la impunidad, el PRI del derroche de recursos se imponga sobre el interés de ambos partidos de colocarse en la ruta de la sobrevivencia política hacia la elección presidencial del 2012.
La razón de Estado se impondrá en Oaxaca, con miles de votos de los oaxaqueños hacia Gabino Cué, con el apoyo político necesario por parte de quienes el 14 de junio de hace cuatro años fueron golpeados de manera inmisericorde, con el respaldo de empresarios cansados ya de ver a un Oaxaca sin oportunidades de progreso y desarrollo, con el concurso de fuerzas disímbolas pero interesadas en rescatar a Oaxaca del abandono, de la ignominia y de la corrupción política.
La razón de Estado se impondrá en Oaxaca y eso le beneficiará al PRI que quiere volver a ganar la presidencia de la República, pues al reconocer el triunfo de Gabino Cué y ganar la gubernatura en los estados de Veracruz, Quintana Roo, Puebla, Sinaloa y Durango y recuperar Zacatecas, mandará el mensaje de que sabe reconocer las derrotas pero así también pide que se les reconozcan sus victorias.
La razón de Estado se impondrá en contra de la voluntad y de los millonarios recursos que el gobernador del estado derroche en esta elección.
La razón de Estado se impondrá y la garantizará el máximo tribunal electoral de la Federación. ¿No para eso tienen la mayoría el PAN y el PRD?