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Oaxaca, Oax. 24 de marzo de 2013 (Quadratín).- Con el Domingo de Ramos empieza la Semana Santa. En este día se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Este domingo resume los dos puntos fundamentales de la Pascua: La Pasión y Muerte de Cristo y su Resurrección gloriosa.
La liturgia del Domingo de Ramos es una de las más intensas de la Semana Santa y del año litúrgico que junto con las del Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección forman las celebraciones principales del año. El Domingo de Ramos es un día alegre y triste a la vez.
La liturgia del Domingo de Ramos comienza con la bendición de las palmas y ramas de olivo. Los sacerdotes entran en procesión (la cual suele ser más larga que lo habitual) a celebrar la Misa. El color de éste día es el rojo, que representa a Jesús como rey en su entrada triunfal en Jerusalén (el rojo es color de reyes) y la Pasión del Señor (el rojo es el color de la sangre), celebrándose ambas en éste día.
La Biblia menciona que cuando Jesús llegó a Jerusalén, la ciudad más importante, para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó.
Había mucha gente (niños y adultos), algunos habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas, lo esperaban para recibirlo como un rey, le cantaban cánticos y salmos, y lo alababan con palmas en las manos.
La gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso. Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!. (Hosanna significa ¡viva!).
Las palmas y los olivos
De acuerdo a los Evangelios en el momento en que Jesús de Nazaret entró triunfalmente a Jerusalén, una gran multitud, llevando en las manos palmas y hojas de olivos, lo aclamaba como el Hijo de Dios.
Foto: Jerónimo