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MÉXICO, DF, 3 de mayo de 2015.- El subcomandante Marcos, hoy Galeano, portavoz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), participó este sábado en un homenaje al filósofo Luis Villoro Toranzo, fallecido en marzo de 2014, y al maestro zapatista José Luis Solís López, asesinado en mayo del mismo año.
Esta es su primera aparición pública desde la despedida del personaje del subcomandante Marcos y donde adoptó el nombre de Galeano en honor a su compañero zapatista.
El acto se efectuó en el caracol de Oventic, municipio de San Andrés, ante más de 3 mil personas, entre bases de apoyo zapatistas y visitantes de diversos estados del país y del extranjero.
«Hemos venido aquí, a este homenaje, para entregarle a quienes compartieron y comparten sangre e historia con él (Villoro Toranzo), una pieza que, creemos, no sólo no tenían, sino que tal vez ni siquiera imaginaban”, dijo el líder zapatista ante el historiador Adolfo Gilly, y la esposa e hijo del filósofo, Fernanda Navarro y Juan Villoro, que acudieron al homenaje en los Altos de Chiapas.
Narró lo sucedido una madrugada de mayo de hace más de una década, cuando al cuartel general del EZLN llegó el filósofo para plantear ante el Subcomandante Marcos, ahora Galeano, su intención de unirse a las filas zapatistas. “Quiero entrarme de zapatista”, dijo.
El líder insurgente compartió los intentos que hizo en ese momento para persuadirlo, y la convicción de Villoro, quien finalmente se dio de alta en el EZLN. “Éste es mi pasamontaña”, dijo señalando su boina (…) Y mi nombre de lucha va a ser Luis Villoro Toranzo”.
Entonces, “el ya compañero zapatista Luis Villoro Toranzo se puso de pie y, con admirable prestancia, en posición de firmes saludó al oficial”. En los años siguientes, dijo el Subcomandante Galeano, el filósofo e historiador cumplió a cabalidad su misión como centinela en uno de los puestos de guardia de la periferia zapatista, es decir, en todo México y en los lugares a donde Villoro Toranzo tuvo presencia.
“Estuvo atento a lo que ocurría, con el rabillo del ojo del pensamiento crítico se percató de cambios y movimientos que, para la inmensa mayoría de la intelectualidad autodenominada progresista, pasaron desapercibidos”, dijo.
Esta parte de su vida como integrante del EZLN, el historiador la mantuvo en reserva; y encomendó al entonces Subcomandante Marcos revelarla a sus hijos y esposa, como un regalo, cuando considerara el momento oportuno.
En el homenaje, Fernanda Navarro, esposa de Villoro, entregó en una caja azul a las y los zapatistas de Oventic la cenizas del filósofo e historiador.
“Quiero que te quedes tranquilo aquí, lejos de esas ciudades que llaman civilizadas. Quiero que se quede con ustedes y con la esperanza que han sembrado y que enseña que hay otras formas de hacer justicia”, dijo ante miles de presentes en el homenaje, ante quienes reconoció que el zapatismo ha reivindicado el sentido de comunidad y de autonomía.
Por su parte, Juan Villoro, hijo de Luis, dijo que los zapatistas le dieron a su padre un presente y un futuro. Detalló como su padre llegó a las comunidades zapatistas con la intensión de educarse y coadyuvar en la construcción de un país que superara de la nación corrupta, desigual y profundamente injusta, a una donde el más débil y frágil no cargue todas las cargas.
Audios del homenaje en: http://bit.ly/1dGA5sj