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MÉXICO, DF, 11 de diciembre de 2015.- Las vicisitudes que pasaron los jesuitas tras su expulsión del Colegio Noviciado de Tepotzotlán, el 25 de junio de 1767, hasta su llegada a Bolonia, un año y cuatro meses después, se narran en el libro ‘Hacia el destierro. Diario de viaje de un jesuita expulso de Tepotzotlán’, texto escrito hace más de 200 años.
La obra, coeditada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y Plaza y Valdez, pertenece a los archivos de la Compañía de Jesús de la Ciudad de México se informa en un comunicado.
Este pequeño diario es de enorme interés porque da cuenta de un capítulo de la historia del Antiguo Colegio de Tepotzotlán, hoy Museo Nacional del Virreinato (MNV).
“El diario detalla minuciosamente aspectos de la vida cotidiana en una embarcación del siglo 18 y el estado de ánimo en que se encontraban los expulsos de Tepotzotlán”, explicó la doctora Alma Montero, coordinadora del área de investigación del MNV, quien realizó el trabajo paleográfico del texto.
Su interés por indagar sobre la forma de vida de la orden religiosa la llevó a varios archivos. En México, Luis Octavio Solís Lozano, sacerdote jesuita y director del archivo, le proporcionó diferentes materiales para su investigación, entre ellos un pequeño libro que narraba uno de los episodios más trascendentales de la Compañía de Jesús: la expulsión.
“Acudí al archivo de la Compañía de Jesús y el padre Luis Octavio Solís me permitió estudiar el documento de excelente caligrafía, escrito con el interés en dejar un testimonio de lo ocurrido tras su salida de Tepotzotlán; desconocemos quién lo redactó, pero suponemos que fue uno de los jóvenes novicios”, asevera la historiadora.
El diario anónimo, de más de 70 fojas, comienza la madrugada del jueves 25 de junio de 1767, cuando a las puertas del recinto se presentaron José Villarroel, real comisionado, su asesor Francisco Londoño y la guardia real para leer el decreto de expulsión firmado por el rey Carlos III de España.
Una vez que abandonaron Tepotzotlán, iniciaron su periplo hacia Veracruz, donde esperaron dos largos meses para embarcarse; eso ocasionó que muchos se contagiaran de fiebre amarilla. Finalmente lograron subir a una pésima nave llamada San Miguel (La Bizarra), que los condujo hasta puertos españoles para seguir por tierra hasta Bolonia. Ahí fueron recibidos los jesuitas de la Nueva España y de los otros virreinatos.
La doctora en historia de América Latina señala que el viaje emprendido por los jesuitas de Tepotzotlán a Italia fue extremadamente largo, porque en el siglo 18 el recorrido por barco de Veracruz a Europa tardaba aproximadamente tres meses; sin embargo, ellos hicieron un año, dos meses y veintiún días desde su salida de Tepotzotlán a Bolonia, Italia.
“El retraso se debió a que los llevaron por caminos secundarios. La Corona temía que se desataran revueltas en las grandes ciudades porque gran parte de la población no quería que se fueran, y tras su retraso de dos meses en Veracruz se embarcaron hacia La Habana. En el trayecto, el mal tiempo los hizo perder el timón y se quedaron en Cuba una temporada para reparar la nave”.
Llegaron al puerto de Santa María, España; de ahí continuaron su viaje por tierra a Bolonia, Italia, donde los humanistas iniciaron sus clases el 19 de octubre de 1768.
La investigadora señaló que el libro contiene toda la transcripción paleográfica del documento para que los lectores conozcan un hecho histórico y disfruten de una gran narración, porque está escrita de una forma casi novelada. “Sólo se hicieron notas de pie de página, una introducción y se incluyen resúmenes sobre las biografías de los jesuitas expulsos”.
La expulsión de la Compañía de Jesús no sólo se dio en Tepotzotlán, sino en otros centros jesuitas de la Nueva España. En 1767 los campanarios fueron intervenidos y las tropas se apostaron en las puertas de los templos.
“De los 678 jesuitas que salieron al destierro, 34 perdieron la vida por vómito prieto (fiebre amarilla) en el puerto de Veracruz; 19 murieron en La Habana; 11 más en altamar y 9 en el Puerto de Santa María, España, sin tener en cuenta a los misioneros del noroeste que salieron de Sonora y Sinaloa, de los cuales fallecieron 20”.
El destierro y la continua persecución de la compañía provocaron que dos de los jesuitas expulsos de Tepotzotlán perdieran la razón: Mariano José Calderón y José Castañeda, quienes están enterrados en Bolonia, Italia, de acuerdo con documentos localizados en esa ciudad italiana.
El relato, más allá de hablar de posturas religiosas, es una historia muy intensa de una situación que vivió un grupo de personas, apuntó la especialista.
Alma Montero dijo que el diario termina en el intento de organización de la Compañía en Bolonia, “pero ya no narra el momento más dramático que ocurrió seis años después, en 1773, cuando el papa Clemente XIV suprimió la orden y ya no podían llamarse jesuitas ni vestirse como tales, por lo que muchos de los jóvenes novicios que no habían realizado sus votos se casaron con italianas”.
El hallazgo de este material forma parte de un estudio más amplio realizado por Alma Montero, que incluyó el análisis de documentos de archivo, fuentes bibliográficas y un registro fotográfico realizado en México, España e Italia.
Con base en ese trabajo curó la exposición ‘Jesuitas. Vida y expulsión en Tepotzotlán’, presentada en octubre de 2008 en el MNV, y el libro ‘Jesuitas de Tepotzotlán: la expulsión y el amargo destierro’.