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Oaxaca, Oax., 23 de febrero de 2012 (Quadratín).-La estructura familiar que garantiza el mayor bienestar de la población y la protección de sus derechos humanos es la conformada por matrimonios estables y donde padre y madre biológicos cuidan de sus hijos, reveló un estudio realizado en 13 países democráticos.
Además el 84.9 por ciento de los registros de información estadística aportada por 351 publicaciones académicas oficiales muestran que las familias integradas por parejas casadas y con hijos comunes tienen mejor bienestar, mientras que los demás tipos de familia sólo aseguran mejores condiciones de bienestar en 1.2 por ciento de los registros de información.
Lo anterior fue dado a conocer por el Dr. Fernando Pliego Carrasco, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, al participar en el Foro sobre Derechos Humanos y Familia, en la sala Juárez de la escuela de Bellas Artes Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
En la inauguración del Foro Derechos Humanos y Familia estuvieron Floriana Núñez Corzo, presidenta de la Red Social Sahue; Juan Jorge Bautista Gómez, Director de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca; Rodrigo del Val, Rector de la Universidad Anáhuac; Francisco Martínez Neri, presidente de la Mesa Directiva del Congreso y Juan Mendoza Reyes, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local.
Sostuvo que dicho estudio no se propone una reivindicación de la llamada familia tradicional, sino analizar las tendencias generales de bienestar en donde se encontró que el tipo de matrimonio que es facilitador del bienestar en la sociedades democráticas actuales es aquel donde se valora la estabilidad de la pareja pero los hombres y las mujeres se relacionan de una manera más cooperativa y equitativa y adquieren nuevas habilidades emocionales y educativas para atender conjuntamente a sus hijos en los nuevos contextos de problemas y necesidades sociales.
De acuerdo con la información disponible, basada en censos o encuestas nacionales elaboradas a partir de 1995 en estas naciones, se advierte que en las familias donde los hijos cuentan con la presencia de sus dos padres biológicos, hay menos violencia contra mujeres y niños; los indicadores de salud física son mejores; los problemas de salud mental disminuyen; los ingresos son mayores y el empleo más frecuente; hay mejores condiciones de vivienda; hay más cooperación en las relaciones de pareja; los vínculos entre padres e hijos son más positivos; disminuye el consumo de drogas, alcohol y tabaco; la conducta social de los hijos es más cooperativa; hay menos índices de delincuencia y el desempeño escolar es mejor.
El estudio tomó en cuenta los censos de población y encuestas representativas levantados en estos países, así como los índices de bienestar social y los indicadores de educación, seguridad física, funcionamiento de la pareja, salud sexual y reproductiva, ingresos y trabajo, así como vivienda entre otros.
Citó que en todos los países donde se analizó violencia y estructuras de familias, se encontró de manera sistemática que hay mayor riesgo de violencia cuando los adultos viven en unión libre.
En el caso de México, el estudio elaborado por el Instituto Nacional de las Mujeres a través de la UNAM en más de 83 mil casos, revela que en todo tipo de parejas hay violencia contra la mujer, pero en las mujeres casadas civil o religiosamente había violencia física en 7.9 por ciento de los casos en el último año analizado, en tanto que en las que cohabitaban en unión libre los niveles de violencia llegaron a 14.5 por ciento, es decir 80 % más.
Pliego mencionó que otro estudio del Instituto Nacional de las Mujeres, en coordinación con el Instituto Nacional de Psiquiatría sobre el abuso físico y sexual contra mujeres adolescentes, muestra que el 38 % de los casos se registró en niñas adolescentes que vivían con una mamá sola; cuando vivían con su mamá y un padrastro subía a 66 % en comparación con las que vivían con su papá y su mamá biológicos.
El académico mencionó que la Universidad Iberoaméricana y el CIDE realizaron la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares que estudió entre otros aspectos la deserción escolar de adolescentes y su relación con estructurales familiares, en la que menciona que cuando los niños, viven con su mamá y su papá biológicos, el 9 % desertó de la secundaria, pero cuando vivían con su mamá divorciada o separada subía hasta el 17 %.
Citó también el caso de países altamente desarrollados, como Australia, donde un estudio sobre homicidios señala que en las uniones libres ocurrieron nueve veces más homicidios contra mujeres cometidos por su pareja que los que ocurrieron en parejas casadas.
En el caso de homicidios contra hombres cometidos por su pareja, los registros ministeriales mostraron que fue 18 veces más entre quienes cohabitaban en unión libre que entre quienes estaban casados civil y/o por alguna religión.
En la sala Juárez de la UABJO y ante estudiantes, legisladores y organizaciones de la sociedad civil, el académico dijo que para el bienestar de los niños y adultos de las sociedades democráticas no es lo mismo vivir en cualquier estructura familiar; no es igual el vivir en una familia encabezada por los dos padres biológicos, que vivir con su mamá o papá solos o bien con uno de sus padres y otro adulto, o con ninguno de sus padres.
Sin dejar de reconocer los problemas y limitaciones que suelen ocurrir en familias encabezadas por matrimonios con hijos comunes, Fernando Pliego subrayó que la evidencia disponible de este estudio mostró que la línea creciente del bienestar social cruza de manera más fácil por la familia tradicional.
Consideró que el análisis de estas tendencias ayudará a fundamentar y ampliar el enfoque de las políticas públicas con perspectiva de familia. Se pueden implementar dos estrategias: una de tipo asistencial y otra preventiva. La primera tiene como objetivo atender y proteger a todas las familias, cualquiera que sea su forma organizativa y que esté en condiciones de necesidad y de carencia; sobre todo las familias encabezadas por mamás solas y que tienen hijos menores de edad.
La segunda, de tipo preventivo tendrá que promover que las nuevas generaciones tengan experiencias más positivas de pareja y de familia de manera tal que aminoren la probabilidad de ser afectadas por problemas de violencia e incremente sus opciones de salud física y mental, desempeño escolar, menor prevalencia de adicciones y mayor bienestar.
En el caso de México, el investigador señaló que de acuerdo con el último censo de población y vivienda, los jóvenes de 20 a 29 años de edad viven en unión libre en un porcentaje cercano a los casados. En Holanda y España la tercera parte de los niños nacen de mamás que no se han casado y en Gran Bretaña representan el 44 por ciento, lo que muestra la pluralidad de las familias en el mundo.
Fernando Pliego presentó los resultados de la investigación en la que se analizaron 351 publicaciones de 13 países democráticos como son Australia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Estados Unidos de América, Holanda, Japón, México, Noruega, Perú y Reino Unido.
Cabe destacar que éste es el primer trabajo realizado en países de lengua española y uno de los pocos elaborados a nivel internacional que analizó diferentes estructuras de familia y su relación con el bienestar de la población al comparar 13 países democráticos y 11 indicadores sociales.