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Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
Primera de cuatro partes.
Oaxaca, Oax. 11 de mayo 2012 (Quadratín).- El próximo lunes 14 de mayo se realizarán los comicios para elegir rector en nuestra Máxima Casa de Estudios: la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).
El hecho por sí mismo es de mucha importancia; pero lo es más aún, si consideramos la crisis que vive el estado de Oaxaca en el contexto de un México sin rumbo claro y agobiado por la violencia criminal. En esta situación, la UABJO está llamada a contribuir al desarrollo de Oaxaca, y con ello a replantear el futuro de México.
Pensarán algunos que exagero, pero dada la situación que vivimos, lamentablemente, todos y cada uno de los ciudadanos tenemos una responsabilidad histórica, y más aún instituciones tan importantes como la UABJO. No tener conciencia de lo anterior, es aceptar la derrota por anticipado.
De nueva cuenta el mundo se encuentra en tránsito de su reorganización, como lo estuvo a principios del siglo XX. La Segunda Guerra Mundial fue el método que las metrópolis imperiales eligieron para repartirse el planeta y someter a millones de seres humanos en beneficio de las élites capitalistas.
En el inicio del siglo XXI todo parece indicar que las grandes potencias de Asia, Europa y América, intensifican sus acciones para proteger sus espacios vitales. Es ahora China y no Japón la nación que pretende el liderazgo de Asia y Oceanía. Europa se debate en la crisis y buscará una salida para superarla; pero esta salida no puede construirse si no ve hacía Oriente y hacia el Sur. Por su parte, los Estados Unidos protegerán su área natural de recursos estratégicos: América Latina y el Caribe, y buscarán el control del Pacífico y de las zonas petroleras más importantes del mundo.
En medio de todo esto, México ha sido gradualmente despojado del control de sus recursos naturales y lastimosamente desarticulado en su capacidad de gobierno y de progreso.
Las próximas elecciones presidenciales y el nuevo gobierno que de ellas surja, solo servirán para consolidar el proyecto del imperio del norte, si los mexicanos no somos capaces de establecer el rumbo del país, reformar al Estado y defender nuestra soberanía con libertad, equidad, democracia y crecimiento económico.
No soy afecto a imaginar conspiraciones; sólo observo los hechos y estos, han superado mi fantasía: México está siendo desmantelado. El destino fijado para nuestro país por la metrópoli imperialista, es el de ser un territorio de reserva de materias primas y recursos bióticos, cuya población debe mantener un nivel mínimo de escolaridad y bienestar, un alto grado de identidad étnica regionalista que nos mantenga divididos, que cuente con pocas vías de comunicación aérea y terrestre, escasas ciudades de alto valor cultural, pero con amplias zonas rurales albergue, con instalaciones infrahumanas, una economía frágil y dependiente, y un gobierno precario. Lamentablemente, nada de esto tiene que ver con mi imaginación.
La guerra que librarán los pueblos del mundo para no someterse a los dictados de las metrópolis imperiales, se realizará principalmente mediante la ciencia, el desarrollo tecnológico y la productividad. El contexto en el que este nuevo tipo de guerra se realice en cada nación, marcará la diferencia: en uno con un nuevo tipo de gobernabilidad, democracia y equidad, o en condiciones de anarquía, saqueo, violencia, pobreza y demagogia. En el primer contexto se construye una sociedad justa, en el segundo se reproducen y profundizan las condiciones de desigualdad social.
Otra característica de esta lucha por la soberanía, es que se librará desde los frentes regionales, incluso a pequeña escala, porque los precarios recursos nacionales no permiten sostener una guerra a gran escala: será una lucha incrementalista. Pero las condiciones generales que propicien estos avances regionales, se darán en la lucha política nacional por la democracia, la transparencia, el estado de derecho y contra la corrupción y la delincuencia.
Es en este amplio contexto en el que debe verse, en primer término, la próxima elección del rector de la UABJO. ¿Tienen los candidatos conciencia de esta situación? ¿Poseen la visión y la capacidad para instrumentar las reformas que conviertan a la UABJO en una institución que contribuya en materia de ciencia y tecnología, a la lucha regional por la soberanía de México y el progreso de Oaxaca, de modo que estos sean posibles? ¿Cuáles son los requisitos mínimos de una reforma universitaria, determinada por la conciencia de estos retos y las actuales condiciones? De estos temas me ocuparé en mis próximas entregas.