El labertinto digital de los 70
Oaxaca, Oax., 3 de mayo del 2011 (Quadratín).- Una somera evaluación de la situación en Oaxaca, podría llevar a la conclusión que ni los conflictos agrarios o religiosos, ni los post-electorales, ni siquiera los grupos armados como el EPR o el ERPI, son , en este momento, una amenaza para la gobernabilidad en el estado.
Al parecer, la amenaza más importante para la estabilidad y la tranquilidad en Oaxaca, es la Sección XXII del SNTE. Hace unas semanas, los maestros presentaron al gobierno del estado su pliego de demandas y esperan una respuesta para negociar, en estos primeros días de mayo.
Por su parte, el titular del ejecutivo, ha dado muestras de querer dar pronta respuesta a la Sección XXII del SNTE; pero hay que destacar que el director del IEEPO ha hecho declaraciones que no parecen estar en la misma sintonía de las del gobernador del estado. En efecto, Bernardo Vásquez, ha dicho a la prensa que a los maestros se les han dado recursos, al grado que algunas de estas asignaciones han sido observadas por instancias del gobierno federal, hecho que ha obligado al IEEPO regresar recursos a la federación, esto es poco más o menos, amarrar navajas.
No aprecio unidad de mando, o al menos de criterios, en el equipo de gobierno encargado de las negociaciones con el magisterio y eso conlleva graves riesgos. Si quien encabeza al equipo negociador es Bernardo Vásquez, los dirigentes de la Sección XXII podrían sufrir el reclamo de la asamblea estatal, al grado de que se nombre una comisión negociadora ampliada, lo que significaría que Santiago Chepi estaría prácticamente al margen de todo. Lo anterior, porque el magisterio ha exigido la destitución del hasta ahora director general del IEEPO y la negociación con él sería vista como una claudicación.
Por otra parte, tampoco la secretaría general de gobierno podría encabezar las negociaciones pues su titular está en la misma situación que el director general del IEEPO. Así las cosas, quien asuma la dirección del grupo negociador por parte del gobierno, lo hará en out side y con ello el gobernador Gabino Cué, estará abriendo la puerta a futuras desavenencias con un magisterio lleno de malicia y experiencia.
Si se resuelve el problema del equipo de negociación, quedaría pendiente el tema de la destitución de los funcionarios señalados. Habrá quienes piensen que no es prudente que el gobernador ceda a las exigencias del magisterio, si se quiere hacer valer el principio de autoridad. Si fuese así, se puede vislumbrar un escenario de gradual radicalización del magisterio, y alargar esa tendencia sería peligroso, pues se podría pensar en una reedición del 2006, ahora en el 2012.
Por otra parte, en un escenario radical en este año de 2011, el gobierno del estado deberá tener mucho cuidado con el papel de la sección 59, pues en un acto de provocación de los grupos radicales de la sección XXII por recuperar escuelas, lo podrían aprovechar los enemigos de la transición para propiciar muertos y heridos, sobre todo en las regiones de la Cañada o la Costa.
Si se da un tratamiento adecuado a las complejas relaciones con la sección XXII, es posible que la jornada del 2011 sea una más del magisterio y todo se conserve en su cauce. Restaría llevar con prudencia y eficacia la mesa de negociaciones. En ese aspecto, el gobierno del estado tiene una ventaja: el 75% de las demandas magisteriales corresponde al ámbito federal, por otra parte, ninguna petición que altere el cuadro de prestaciones es responsabilidad del gobierno del estado, sino de los titulares de la relación laboral, es decir, la SEP y el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE.
Bajo esas consideraciones, el gobierno del estado tendría que dar tiempo para que el gobierno federal anuncie los acuerdos con el CEN del SNTE, y poder negociar con la sección XXII la forma de aplicar lo que se obtenga. Con lo anterior prácticamente queda resuelto el 75% de las demandas del pliego, el otro 25%, tendría que evaluarse con cuidado antes de responderle a los maestros; hay asuntos que han llegado al límite y no es posible otorgar una respuesta sin una evaluación seria y a profundidad; y otras, como la exigencia de auditoría integral al IEEPO, implicaría la aceptación pública de la Sección XXII, de asumir los resultados de la auditoría, si de verdad quiere demostrarle al pueblo de Oaxaca que los maestros están dispuestos a contribuir a la democracia con transparencia y rendición de cuentas. ¿Querrán?