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MÉXICO DF., 14 de septiembre de 2014.- Con su ensayo El Eclipse del homosapiens, este domingo, el estudioso de los fenómenos políticos y sociales del mundo, Giovanni Sartori, se despidió de sus lectores hispanohablantes, un texto publicado en El Universal, donde narra, “con la fortaleza de sus noventa años”, como él mismo lo señala en el prefacio del texto, una serie de acontecimientos por los que fue transitando la sociedad, al pasar de una economía agrícola que requería de la mano de obra hasta la globalización y el consumismo en el que se sumergió la sociedad.
En el texto, también emite una crítica severa contra la conformación de la Unión Europea, que en sus inicios prometió a sus siete estados miembros “no más aranceles, no más protección y puertas abiertas a todo el mundo” y terminó permitiéndose la expansión de su territorio a costa de la soberanía de otros estados. “La Unión Europea de los primeros siete Estados constituyentes estaba impulsada por las mejores Los Estados Unidos se sienten autorizados hasta nuestros días a imponer protecciones arancelarias. Sólo los Siete se extendían y querían ocupar un nuevo territorio.
Así, hoy han llegado a rozar inclusive a Rusia”, explica Sartori en el texto. El análisis del estudioso, también trastoca el manejo de la economía especulativa en el mundo político y empresarial, quienes dice, “pueden acumular grandes números, moviéndose con destreza entre patrimonios enormes, y por lo tanto inventan trampas y artilugios de todo tipo (como el verdadero fraude de los llamados derivados)”, legitimados por las cadenas de televisión, en las cuales manipulan.
Es desempleo y la informalidad, son expuestos por Sartori, como sucesos que se convierten en “un remate de sueños”, que utilizan los gobiernos; dentro de la mismas observaciones, el investigador descarta que el vendedor ambulante no dañe la economía y asegura que se trata de un remedio peor para la crisis de la falta de ocupación.
“Para cada vendedor informal que se afirma, se cierran con un ritmo impresionante las pequeñas tiendas, que tienen que pagar una renta y también uno que otro impuesto. Por uno que se salva, cien tienen que hundirse. Menuda recuperación, por cierto”, puntualiza Sartori. Como gran crítico de la manipulación de las masas, el politólogo, somete al escrutinio a la iglesia y el actuar de los dirigentes católicos, quienes han actuado arbitrariamente, adoctrinando con filosofías contrarias a su actuar y cayendo en incongruencias acentuadas.
“El papa Francisco es agradable y hace bien en querer desmantelar la curia romana, pero pasa por alto las masacres cometidas por los cristianos y prefiere mantenerse entre los “suyos”. Lanza llamados ya obsoletos y no permite anticonceptivos ni píldoras del día después. Claro, casi se me olvidaba que estamos en la edad de la globalización. Quizá los últimos pontífices no saben que sunitas y chiítas (en el mundo islámico) se masacran recíprocamente desde hace más de mil años”, puntualiza el académico. En
“La colonización sin sentido”, la penúltima parte del ensayo, se remite a los asentamientos de África, continente que los dirigentes se han repartido arbitrariamente, “Sentados alrededor de una mesa, marcaron con la regla en la mano quién era quién y qué le tocaba a cada quien”. “El resultado es que las fronteras marcadas por líneas rectas son una absurdidad. Y en efecto, los Estados creados a partir de esta absurda división y repartición nunca se concretizaron. A veces fomentaron y aún fomentan conflictos, pero esta historia acabó así”.
Finalmente en “El regreso al tribalismo”, señala que el mundo real se está desmoronando regresando a sus orígenes, que van desde el hombre pre-sapiens bajó de los árboles, recayendo la jefatura en el más más anciano. “Como ya escribí hace tiempo en Homo videns, la ciudad liberal-democrática se basa totalmente en la capacidad de abstracción, en conceptos que no se ven (que sólo se pueden concebir), y que no se pueden hacer visibles. Dicha capacidad de abstracción es destruida por la televisión y el mundo de la red, por los cuales existe sólo lo que se ve. El llamado “siglo corto” ha sido cortísimo”, concluye el autor del Homo-videns.