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OAXACA, Oax. 11 de enero de 2014 (Quadratín).- El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, fundador del albergue de migrantes Hermanos en el Camino, en Ixtepec, envió una carta al presidente Enrique Peña Nieto, en la cual le pide trabajar por la justicia y le expresa su preocupación por la forma en que está conduciendo al país.
“Por más que usted esté en otros niveles socioeconómicos, podrá percibir por todos lados de nuestro querido suelo patrio: violencia, hambre y exclusión. Duele ver como cada día va creciendo la brecha entre richos y pobres”, señala en el texto.
El presbítero, quien recibió el premio de Derechos Humanos 2012 de manos del propio presidente Peña, considera que la manera en que el mandatario federal está conduciendo al país pone a México en el riesgo de convertirse en una empresa comercial y a su diplomacia, en agencia de ventas, en lugar de priorizar las relaciones humanas, culturales, con el mundo.
Usted tiene dos opciones: escuchar las voces del dinero o escuchar los llamados al Reino de Dios a través del Pueblo. Lo que decida traerá consecuencia, porque no se puede servir a dos señores: a Dios y al dinero. Si quiere paz para nuestro País, trabaje por la justicia, iniciando la reconstrucción del país, desde los sectores más golpeados, indica el sacerdote.
En la misiva de cuatro cuartillas, que presenta un sello de recibido de la Secretaría Particular de la Presidencia de la República, Solalinde Guerra puntualiza que México “no es un desierto heredado, ni está en venta”, por el contrario es una porción geográfica superdotada, habitada por un pueblo sufrido.
La realidad que registra, agrega en la misiva, son más de 53 millones de pobres, desapariciones forzadas, feminicidios, secuestros, trata de personas, persecución y muerte de periodistas, extorsiones, bulling, primer lugar mundial en consumo de alcohol, de agresiones, desapariciones y asesinatos de sacerdotes católicos.
¡Estamos asfixiados por la corrupción!; la impunidad es un cáncer. Todo esto ¡va imparable!, escribe el religioso quien hace señalamientos sobre la inseguridad, las autodefensas, la situación de los migrantes y las reformas estructurales, entre otros aspectos.
Es más fácil comprar voluntades, manipularlas y reprimirlas que escucharlas, ponderarlas y construir con ellas el bien común, lamenta Solalinde Guerra.