Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
MÉXICO, DF, 27 de octubre de 2014.- Después de conocer las crisis institucionales en los municipios de Michoacán e Iguala, infiltrados por la delincuencia, con los alcaldes prófugos y culpables, surgen por supuesto tentaciones centralistas, ante situaciones claras de ingobernabilidad, ineficiencia, abuso y corrupción galopante, que requiere soluciones fuertes al amparo del sistema nacional de coordinación fiscal, que reconozca la naturaleza municipal, pero que apoye los cambios que hacen falta para evitar lo que ha sucedido en Michoacán y Guerrero, donde también es evidente que la corrupción y la irresponsabilidad han abarcado a los gobiernos estatales, curiosamente en el caso actual gobernadas para cerrar las administraciones fallidas, por académicos, que seguramente llegan con buenas intenciones, pero poca o nula experiencia en la administración pública.
En Guerrero llegó a funcionar un sistema estatal de coordinación ingreso gasto, entre estado y municipios, que permitía un contacto directo con las autoridades municipales, así como el establecimiento conjunto de programas orientados a una mayor transparencia y mejor rendición de cuentas, desgraciadamente el gobierno estatal lo enterró poniéndole apellido. En Michoacán ni siquiera eso: falta total de comunicación entre ambos órdenes de gobierno.
El sistema oaxaqueño de usos y costumbres para los municipios más pobres y pequeños, ha sido cuestionado, con razón, calificándolo como de “abusos y costumbres”, ya que ha permitido abusos, sobre regulación, lo que ha impedido importantes inversiones como la de la expansión del sistema de energía eólica, pero si se aplicara a través de un sistema de coordinación local, con participación de las organizaciones ciudadanas, se podría apoyar a los ciudadanos a tomar mejores decisiones.
El tema de la seguridad pública es más que claro, las experiencias recientes dan la razón a quienes han apostado al mando único, para evitar lo que ha sucedido: policías mal preparados e improvisados, mal pagados, fácilmente infiltrados por la delincuencia, educados en la cultura de la corrupción.
La creación y el apoyo a sistemas de coordinación ingreso gasto o hacendarios en las entidades federativas, permitiría entre otras cosas un mejor ejercicio de la responsabilidad fiscal, mayor transparencia y rendición de cuentas. Seguramente, no tengo los datos a la mano, los municipios de estas entidades federativas están alejados de cumplir con los tiempos de la armonización contable, del ejercicio de sus responsabilidades tributarias, sumidos en pantanos de corrupción, menos con posibilidades de hablar de presupuesto base resultados.
La autonomía municipal, su participación en los órganos de la coordinación intergubernamental, el establecimiento de sistemas estatales de coordinación ingreso-gasto, son temas que debemos contemplar en el debate de la nueva hacienda pública.
Sabemos que los municipios son la célula básica de nuestro sistema e gobierno, es el único que tiene territorio y ahí vivimos. Hay que revertir lo que el IMCO, llamó “experiencia fallida” al hablar del municipio.
Y es mucho lo que la recién conformada Conferencia Nacional de Municipios de México puede hacer al respecto.
Tenemos que rescatar al municipio como orden de gobierno, lo que daría un mejor nivel de vida a sus habitantes.
Es una tarea urgente.