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OAXACA, Oax. 29 de julio de 2014 (Quadratín).-En México, cerca del tres por ciento de las y los adolescentes en edad escolar presenta algún tipo de desorden alimentario como la anorexia, bulimia o trastorno por atracón, considerados problemas de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), mismos que deben atenderse de forma integral y oportuna, ya que de lo contrario pueden ocasionar serios problemas de salud e incluso la muerte.
Advirtió en entrevista la Jefa Jurisdicción Sanitaria número seis Sierra, Francisca Ramírez Castro, quien subrayó la necesidad de atender oportunamente estos problemas de salud, señaló que estos padecimientos se presentan con mayor frecuencia en el sector femenino, ya que afecta a 20 mujeres por cada hombre, siendo el grupo de edad más vulnerado entre los 10 y 19 años de edad.
Refirió que según estudios psicológicos y nutricionales dichos trastornos tienen origen en desórdenes psiquiátricos y mentales relacionados con las emociones, pues generalmente se come por ansiedad y sentimientos desagradables, incluso, hay estadísticas que señalan que el 90 por ciento de las mujeres que sufren este y otros trastornos de alimentación, fueron violentadas de alguna manera durante su infancia, indicó
Precisó que este tipo de padecimientos se pueden atender en las unidades médicas de primer nivel de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), y en caso de ser necesario se refiere a los pacientes a unidades especializadas, las cuales detalló cuentan con personal calificado para brindar atención personal, focalizada y global en las que participa personal médico, de enfermería, de psicología y nutriología.
La funcionaria describió que el Trastorno por Atracón es el nombre científico que se dio a este padecimiento que aqueja a quienes son conocidos como “comedores compulsivos”, y se caracteriza por perder el control sobre la cantidad de bebidas y alimentos que ingieren, así como por la incapacidad de detenerse aún cuando están satisfechos o conscientes de que esto les hace daño.
Destacó que uno de los principales desencadenantes de la ingesta compulsiva es la depresión, ya que sentirse deprimido es un estímulo particularmente poderoso que convierte a la comida en un antidepresivo, e igualmente ocurre con la desesperación, la soledad, aburrimiento, la irritabilidad y el enfado.
Ramírez Castro, refirió que quienes sufren estos males tienen limitaciones similares a cualquier trastorno psiquiátrico, además de pérdida del cabello, detención del crecimiento, osteoporosis, sangrado gastrointestinal, parálisis intestinal, alteraciones electrolíticas, deshidratación, baja de potasio e incluso paro cardiaco o muerte.
“Para prevenir y detectar a tiempo estas afecciones, se debe acudir al centro de salud más cercano para orientarse sobre el peso adecuado a la estatura y edad, sobre todo si se está en fase de crecimiento; evitar que la publicidad y los estereotipos actuales dañen la seguridad de los jóvenes”, concluyó la jefa jurisdiccional.