
Quiénes somos | Cipriano Miraflores
San Miguel Tulancingo, Coixtlahuaca, Oax., 24 de agosto de 2013 (Quadratín).- Los rayos del sol poniente franjaba de oro y púrpura los enormes turbantes formados por la niebla instante parecíanse incendiar las nubes del horizonte, de pronto desvanecíanse débiles en las aguas azuladas en frondosas pequeños lagos que se encuentran entre gigantescos peñascos río abajo del asentamiento del poblado de San Miguel Tulancingo, que en lengua materna Chocholteco Ningaxingu de cuyo significado, los nativos sostienen que Ñinga quiere decir Hondo ó Barranco y Xingu que significa agua; además de que la pequeña población se ubica a orillas de un barranco ó río en el que corre agua en la época de lluvias, pero que siempre tiene el vital liquido en todo temporada; en tanto que el nombre deriva de la planta acuática que crece a orillas del río agua dulce, la que es conocida por los oriundos como tule ó carricillo; la otra versión del nombre de Tulancingo, proviene precisamente de la palabra tule nombre con el que se conoce una variedad del orden de las confieras Ahuehuete que en la región mixteca tambien es conocido como sabino, gigantes arbustos que crecen a orillas del río; lo anterior en virtud de que precisamente en este paraje se encuentra un gigantesco ahuehuete, que se destaca entre todos los demás por su antigüedad y corpulencia.
Para los habitantes de este núcleo poblacional de San Miguel Tulancingo, el Ahuehuete, significa algo más que una tradición, porque lo consideran como una especie simbólica, dado que entre los naturales representa una especie de veneración, respeto y orgullo que sienten los paisanos hacia el gigantesco árbol, además de sentimientos que ha hecho erigirlo en monumento histórico local; entonces finalmente se llega a la conclusión de que Tulancingo significa Lugar del Tule, en virtud de que a lo largo del arroyo por donde corre el agua en todo el año, existen árboles de esta especie, solo que ocupan un lugar menos significativo entre los nativos.
Breves antecedentes historicos
Los habitantes de Tulancingo, como de la mayoría de las poblaciones del distrito de Coixtlahuaca, son descendientes de la antigua Tribu Popolaca o chocholteca, perteneciente a la familia mixteca de la cual se habían separado; no se tiene un conocimiento exacto sobre la situación de la tribu popolaca en la epoca prehispánica; aunque sostienen los lugareños que esta raza habitaba en la parte su del territorio Tlaxcalteca, poblando extensas regiones de Tepeaca, Tepexi, Tehuacan y Acatlán del estado de Puebla, asi como las de Coixtlahuaca, Huajuapan y parte de Teposcolula en el estado de Oaxaca, por lo que se considera una tribu muy extensa pero dividida; dada que, sus fracciones vivieron en constante pugna. Se sabe que los Popolacas perdieron el resto de su cultura con la legada de los españoles y no pudieron asimilar con facilidad las nuevas costumbres.
Testimonios documentales antiguos
Cuentan los nativos que durante la conquista los popolacas fueron sometidos a actos de barbarie, pues los españoles trataron de terminar con sus manifestaciones culturas, la cual si bien no se logro por la fuerza de las armas, se hizo a traves de nuevas costumbres y técnicas llegadas de España. Los ancestros de los Tulancingueses no fueron la excepción, a diferencia de muchos otros pueblos, el patrimonio de sus antepasados no fue destruido plenamente, evidencia de ello es la conservación de algunas de sus costumbres no exentas de la evolución natural y hasta hace poco su lengua materna, el idioma Chocholteco.
Los nativos tienen la fortuna de conservar un codice de la epoca de la Colonia, elaborado con las técnicas y el estilo de su cultura prehispánica; se conserva en el archivo de la presidencia municipal y la plasma Tulancingo en el centro, los pueblos cercanos y los caminos que conducen a ellos. Otros documentos importantes que se conservan son cuatro libros, tambien de la epoca colonial, escritos en español antiguo en 1521, 1750, 1775 y 1821, en los cuales se asientan entre otras cosas los limites de Tulancingo.
El primer asentamiento de la población es el lugar denominado Cerro de la Campana, situado a seis kilómetros del que ahora ocupa, en los limites de Tejupan. Se localiza en la parte más alta del cerro de la campana, ocupando totalmente la cima, dado su difícil accesibilidad provoco el cambio de asentamiento; la tradición dice que el cambio se debió a que su santo patrón no acepto este lugar; tambien se cree que la iglesia y otros factores influyeron en el animo, como testimonios quedaron las ruinas, restos de utensilios, domésticos, vasijas de barro, pero lo más trascendente es que ahí se quedo enterrada la la campana, razón por la que se le llama Cerro de la Campana.
De ahí la población fue trasladada al lugar llamado Cuñingaxingu, que en vocablo chocholteco significa cima; que esta situado aproximadamente a dos y medio kilómetros del actual poblado, quedando igual ruinas y restos de utensilios, por ultimo la población quedo ubicada en el lugar denominado El Calvario, donde años a tras se celebraba las festividades de la semana santa. Hasta que, sin precisar tiempo y epoca exacto en que termina el éxodo, y el asentamiento de la población, se erige en lo que ahora es San Miguel Tulancingo.
A los lejos, en los valles, en las faldas del gigantesco cerro que alcanza una altura considerable más de mil metros quizás, al frente del nuevo y lujoso palacio municipal de los nativos, en tanto que a orillas del arroyo, se mira reposando silenciosos y quietas las raquítica ganadería de los rurales, los Tulancinguenses quienes cruzaban como sombras entre los árboles en busca de sus ocultas guaridas; encendiese la hoguera campirana, la voz del martilleo cotidiano de la cantera fuese guardando para un leve respiro, la jornada arduo y sudoroso se dispone a descansar entre los suyos, mientras que el suave viento comenzaba a reconlinear el ámbito; terminaba un día más en la historia de San Miguel Tulancingo.
Foto: Karol Joseph Gálvez López