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Oaxaca, Oax. 2 de febrero 2011 (Quadratín).- Intervención del Dip. Carol Antonio Altamirano
Compañeras y compañeros diputados: Vengo a esta tribuna en ocasión del aniversario de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos Vista desde nuestra entidad y nuestra circunstancia específica, hablar de la Constitución cobra un sentido especial.
Si asumimos que Oaxaca está iniciando un proceso de cambios que podrán darle una nueva institucionalidad, sin duda valoraremos el enfoque de que la Constitución expresa el pacto político y social que sustenta y ordena la convivencia de todos los mexicanos.
Así, la Constitución de 1917 es el resultado de las grandes luchas del pueblo por alcanzar y reforzar su libertad y su soberanía.
Por eso la constitución de un país no es un objeto de museo: es concreción de las voluntades del pueblo soberano. Refleja nuestra historia y nuestras evoluciones.
En nuestra entidad, por fin se ha abierto la posibilidad histórica de alcanzar un cambio profundo. Cada uno de los diputados de esta Legislatura tiene la oportunidad de ser un protagonista sustantivo y relevante de la transformación de Oaxaca.
Esta legislatura es rica por su diversidad política, y el hecho de que no exista una mayoría prefigurada abre el camino a la discusión franca y enriquecedora. Aquí estamos ciudadanos de todos los matices ideológicos, representativos de la diversidad de nuestras regiones y con muy distintas experiencias políticas y profesionales. Pero todos somos legisladores por mandato del pueblo oaxaqueño y a él debemos dar cuentas.
De esta forma, a cada uno de nosotros le corresponde definir y promover cual será la ruta con la que trabajará el Poder Legislativo de nuestro estado de cara al futuro:
Puede ser que exista la tentación de entrar a esta coyuntura pensando en la manera de presionar y obtener posiciones de beneficio personal o de grupo. Puede darse la lógica política de quienes quieran defender las instituciones y las prácticas del viejo régimen porque esperan una regresión que les traiga de vuelta sus privilegios. Habrá quienes asuman que la ruta debe ser de cambios superficiales y que basta con algunas concesiones para oxigenar por un tiempo al viejo sistema político y a las viejas reglas del acuerdo económico y social de Oaxaca.
¿Con cuál posición habremos entonces de encarar el reto de la constitucionalidad de nuestro estado?
Desde nuestro punto de vista, los legisladores debemos ser un motor de la renovación, para hacer los cambios lo más profundos y lo más pronto posible. Nosotros asumimos que tenemos el mandato de crear nuevas instituciones.
No creemos en el atrincheramiento ni en la sin razón de la negación por la negación. Tampoco creemos que sea productivo ni para el Congreso ni para ninguna fuerza política el obstaculizar o el retrasar el diálogo y la transición democrática.
En nuestra circunstancia política, los diputados de Oaxaca debemos asumir el ejemplo del Constituyente de 1917, que tomó la decisión histórica de no limitarse a renovar la Constitución de
1857.
Sin romper con el principio de defensa de la legalidad representado por Venustiano Carranza, los integrantes del Constituyente fueron mucho más allá y nos legaron un nuevo horizonte.
En unos pocos meses, de diciembre de 1916 a febrero de 1917, las fuerzas que se habían unido para combatir a la dictadura huertista y que tenían muy distintas visiones del país lograron un nuevo acuerdo político. Es decir, defendieron las causas profundas de la lucha e hicieron un cambio profundo, tal y como ahora se requiere en Oaxaca.
Como recuerda un testigo lúcido de esa época, don Jesús Silva Herzog, en ese congreso destacaron las voces de una generación nueva, las de aquellos que decidieron incluir en nuestro texto fundamental las grandes aspiraciones y derechos por los que el pueblo se había alzado en armas.
Así los constituyentes recuperaron el programa del Partido Liberal Mexicano que fundaran los hermanos Flores Magón, las disposiciones en beneficio de la clase trabajadora dictadas en 1916 por los gobiernos de los estados de Puebla, Tlaxcala, Tabasco, San Luis Potosí y Aguascalientes, el Plan de Ayala de los zapatistas, y sobre todo, el ánimo revolucionario de la Convención de Aguascalientes.
Esos fueron los méritos históricos del constituyente, en el cual el papel progresista correspondió a
Francisco J. Mújica, Heriberto Jara, Luis G. Monzón, Esteban Baca Calderón, Rafael Martínez de
Escobar, Luis Espinosa y Froylán Manjarrez.
Sus principales logros fueron que el artículo 3 estableciera el carácter laico y gratuito de la educación, que el artículo 27 mantuviera el derecho originario de la nación en beneficio de los campesinos y de la administración de nuestros recursos naturales, que el artículo 123 estableciera las disposiciones en beneficio de los trabajadores, y que el artículo 130 distanciara al Estado de la iglesia.
Bajo la influencia de los constituyentes llamados rojos, el Congreso de 1917 se movió en sincronía con los planteamientos más avanzados de la revolución mexicana.
Ahora, de cara a nuestra propia historia, como legisladores oaxaqueños tomemos ya las determinaciones históricas que requiere nuestra sociedad.
Diputadas y diputados:
Seamos el Congreso de los acuerdos, el Congreso de la transición, el Congreso que supo entender que las viejas instituciones no le sirven más al pueblo oaxaqueño.
Seamos el Congreso que abra un horizonte distinto a nuestra comunidad. Seamos el Congreso que supo construir consensos para renovar a nuestra entidad.
Seamos los legisladores que requiere nuestra generación. Tengamos la altura de miras y la generosidad de pensar un nuevo cauce. Seamos radicales porque eso significa ir al fondo, seamos audaces para no repetir ni limitarnos a remozar el andamiaje del pasado.
Demos pasos para lograr el equilibrio de poderes y acabar con las simulaciones, pongamos en el centro a los ciudadanos y la soberanía popular, establezcamos claramente que ya no habrá un caciquismo que se aproveche de la pobreza y se alimente de la corrupción, recuperemos los derechos humanos, democraticemos plenamente nuestro sistema representativo, hagamos nuestra la responsabilidad de dar una nueva gobernabilidad y asumamos con plenitud la idea rectora de la justicia social.
Tomemos ya el futuro en nuestras manos y pongamos lo mejor de nosotros para legar a nuestros hijos una profunda renovación constitucional que fortalezca la libertad, la justicia y la democracia en todos y cada uno de los rincones de Oaxaca.
Muchas gracias