Seis años de impunidad: no hay #JusticiaParaSol
Discurso pronunciado en la ciudad de México el 10 de marzo de 2009, durante el informe de las actividades de la Fundación Alfredo Harp, a la que asistió el presidente Felipe Calderón:
El quehacer de la Fundación Alfredo Harp Helú, está basado en lo que firmemente creo, a lo que dedico la mayor parte de mis horas, en los lugares y para las personas más cercanas en mis sentimientos.
He buscado un común denominador que parece más difícil de determinar que en matemáticas. Hoy sé que no lo es tanto. Es sólo rescatar valores. ¡Sí, vale la pena!
Pensando en esto recordé el adagio: Para la virtud, educación, y para la ciencia, instrucción. Por eso, la Fundación se enfoca en impulsar la educación y la instrucción de calidad con equidad, a distancia, continua, superior, la investigación tecnológica y científica, postgrados y a construir instalaciones dignas, ¡Vale la pena!
Es también educación el apoyo a museos y bibliotecas y además promover la lectura, la música tradicional y la de alta ejecución ¡Vale la pena!
Salvar la memoria de México es rescatar la historia depositada en los archivos y el patrimonio nacional. Esto es salvar también la identidad. Así nació el apoyo a museos y bibliotecas, a la música antigua, al rescate de órganos históricos y además de códices inéditos, de tradiciones, de comidas, de lenguas originarias y de culturas populares, porque, así lo creemos, ¡vale la pena!
El hilo conductor de la educación, me lleva al deporte. Complementar programas que permitan la prevención de enfermedades y adicciones, es educar para la vida. También tener deportistas de alto rendimiento, con triunfos ampliamente reconocidos impulsa la esperanza, la ilusión, la ambición y confiamos en que estimulen el esfuerzo de nuestros jóvenes. Así que ¡Vale la pena!
Disciplina, capacitación y entrenamiento diario son las bases para obtener logros. En el trabajo está la clave para salir adelante. La Fundación, por eso, apoya proyectos productivos y promueve la capacitación; la eficiencia en la producción; la comercialización de artesanías y de productos derivados del campo, con valor agregado; la creación de empleos y autoempleos de bajo costo y el servicio social de carrera en comunidades marginadas. Estamos convencidos de que ¡vale la pena!
Nuestro pueblo mexicano es muy solidario y en los desastres naturales sabe dar de comer al hambriento, de beber al sediento, dar posada y se une en beneficio de los más necesitados; la Fundación sólo multiplica esa generosidad y supervisa la aplicación transparente de los recursos. Es algo que ¡vale la pena!
Dicen que lo que hay que cuidar es el dinero; porque la salud va y viene. En la Fundación no lo creemos. Por eso donamos equipos médicos de alta tecnología, complementando los esfuerzos gubernamentales y mantenemos en lo más cerca de nuestro corazón, los Centros de Rehabilitación Infantil. Creemos que los más frágiles y los más desvalidos tienen mayores derechos. Y todo esto ¡vale la pena!
La erosión, la desertificación y el calentamiento global son la respuesta de la naturaleza, al abuso humano. La Fundación cree que la naturaleza, es más generosa que el hombre más generoso. Así, nos hemos empeñado en educar para cuidar nuestro medio ambiente al producir, en viveros de alta tecnología, millones de arbolitos para reforestar el país. Esto, por supuesto, ¡vale la pena!
El pensamiento y actuar de la Fundación no son tímidos; son más bien los frutos del esfuerzo que hemos realizado durante años. Y, aunque el momento actual es difícil, he decidido actuar en el presente, que es cuando más se necesita y además, como he expresado en varias ocasiones, quiero seguir disfrutando mis proyectos en vida.
Por ello me comprometo a:
Darle continuidad a los proyectos de la Fundación para que tengan larga vida.
Ofreceré más becas. Actualmente, mi Fundación ha otorgado más de 30,000 becas anuales en distintas instituciones educativas.
Mi compromiso es implementar más apoyos a la investigación científica y tecnológica, así como programas que impulsen las humanidades y la palabra indígena;
No olvido ofrecer más infraestructura en diversas escuelas para beneficio de los estudiantes;
Multiplicaré los esfuerzos en el cuidado del medio ambiente, a través de viveros de alta tecnología y bancos de germoplasma.
Continuaré con la promoción de la cultura popular, el arte y la música.
Ofrezco premios anuales:
a) A programas para mejorar la calidad de vida en zonas marginadas.
b) A la educación y cuidado del medio ambiente, que involucre a niños mexicanos.
c) Al arte y a la música popular.
Apoyaré a otras instituciones filantrópicas comprometidas que se encuentran descapitalizadas para que la ayuda a los más necesitados llegue masivamente.
Mi Fundación brindará más apoyos a los rescates de nuestro patrimonio artístico y se multiplicarán los recursos que beneficien a los archivos, las bibliotecas y la promoción de la lectura.
En cuestión de salud, complementaremos programas de prevención de enfermedades y adicciones.
Aumentaremos decididamente el apoyo al deporte.
El proceder de la Fundación es determinante y, a pesar de la crisis y las dificultades, es momento de actuar. Hasta 2008, el monto total de donativos acumulados ha sido de dos mil doscientos treinta y cuatro millones de pesos. En esta ocasión, me comprometo a asignar mil millones de pesos adicionales para ser ejercidos durante 2009 y 2010.
Confío que esta cantidad deberá multiplicarse por dos o tres o hasta más veces, ya que pienso involucrar con más aportaciones económicas a los gobiernos e instituciones, así como a la sociedad civil. Estoy convencido de que mientras más sumemos, más rápido se favorecerá México.
Nosotros seguiremos transparentando los resultados de la gestión en estos proyectos, como lo hemos hecho antes y lo hacemos el día de hoy.
Permítanme que sea reiterativo: nuestra apuesta es la educación, la generación de empleos, la cultura, el cuidado del medio ambiente, la salud y el deporte. Este es el rumbo opuesto a la violencia. Por eso es necesario extender la generosidad entre los mexicanos.
La Fundación camina por un sendero de luz y como sé que México tiene un gran porvenir, nuestros pasos son certeros y contundentes. No quiero dejar una fundación capitalizada para que otros decidan por mí, quiero dar seguimiento a los proyectos, sentir y conocer sus frutos que beneficien a muchas personas.
Eso es saber invertir en los verdaderos valores. Soy un hombre de esperanza y tengo fe, por eso ¡vale la pena comprometerse por México!