La posverdad judicial
Falta a Peña Nieto predicar con el ejemplo
MÉXICO, DF, 1 de diciembrede 2014.-¿Tiene Peña Nieto algo para festejar con motivo del segundo aniversario de su arribo a la Presidencia de la República?
Sobra decirlo; la fecha llega en momentos de caos… los más oscuros del joven sexenio debido a las tragedias de Ayotzinapa y Tlatlaya, el escándalo de “La Casa Blanca” o la sospechosa licitación del Tren Rápido México Querétaro… por citar sólo los pavorosos casos más recientes.
Masticado, deglutido y digerido por analistas y comentócratas, el mensaje del jueves pasado no cumplió su objetivo. Las reformas y los cambios en materia de seguridad y justicia anunciados para fortalecer la legalidad del Estado de Derecho no despertaron el entusiasmo deseado. Para algunos, se percibe que lo estructural es abordado de manera coyuntural; que el decálogo presidencial suma medidas necesarias –varias de estas copiadas sin recato de los archivos del calderonismo, las cuales, en su tiempo, fueron vetadas por el partido del Presidente– pero insuficientes para recuperar la credibilidad y la confianza frente a la magnitud del hartazgo ciudadano.
–¿Qué le faltó al Presidente?
–Predicar con el ejemplo.
No hay forma de avalar un Sistema Nacional Anticorrupción si antes no se aclaran tantas sospechas, como pre-requisito para devolver confianza y liderazgo al Presidente de la República; no basta aferrarse a la fantasía legislativa al anunciar ocho iniciativas cuando la gente está indignada por la putrefacción de las instituciones y los políticos quienes, a la sombra del poder, disfrutan corrupción y abuso.
Según el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no hay nada que ocultar, y para evitar cualquier suspicacia, las Cámaras de Senadores y Diputados habrán de investigar; “El Gobierno de la República está abierto”, afirma el funcionario.
La sensación de equívoco por el anuncio presidencial no parte de la receta planteada en los diez mandamientos sino de la soberbia y la falta de autocrítica.
No hablar en serio de corrupción, no tocar los intereses de la clase política, no asumir una postura de compromiso solidario frente al reclamo social y negarse a admitir errores y culpas evidentes no abonan a la confianza en quien lleva las riendas del país; ese punto que también ha calentado mucho la indignación social.
Sólo este fin de semana, los buenos deseos presidenciales contrastan con el ridículo de las detenciones atropelladas de 11 “violentos” la noche del 20 de noviembre –quienes acusan tortura– y el secuestro-captura del universitario Sandino Bucio Dovalí por probable participación en los disturbios del Zócalo.
Obvio es que desde la oficina del mandatario deben ofrecerse respuestas, pero resulta ofensivo que muy pocos en el equipo federal reconozcan tener enquistado el problema. Poco le ayudan a Peña esos “compadres”.
Por cierto, y en abono para rescatar la confianza perdida, ¿también todos los funcionarios mayores estarían dispuestos a presentar sus declaraciones patrimoniales y constancias de pago de impuestos?
Por lo pronto, el secretario de Gobernación nos dijo: “Sí, yo no tengo ningún problema”.
EL MONJE LOCO: Cinco municipios del estado de México, algunos de Morelos y de la tierra caliente de Michoacán y Guerrero serán “tomados” por la federación en los siguientes días. ¿A dónde irán a parar los policías desempleados? ¿Cómo se resolverá lo que muchos consideran un atentado al federalismo? ¿Se vale establecer una política pública partiendo del principio de que todos los municipios son Iguala o Cocula? ¿La iniciativa presidencial estará a salvo de caprichos y venganzas?
PUNTO Y APARTE: Y ahora, sin El Chapulín Colorado… ¿quién podrá defendernos?.
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