Y ahora ¿qué hacemos con Trump?
MÉXICO, DF, 2 de febrero de 2015.- Anuncio esperado; dolor inevitable. A los planes financieros del Gobierno Federal se los cargó el demonio de la guerra petrolera. Megaproyectos como el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro y el Transpeninsular Yucatán-Quintana Roo se esfumaron como los sueños al amargo despertar, de igual manera los prometidos “chorros” de dólares para financiar el desarrollo con la venta de hidrocarburos; los tiempos de bonanza habrán de esperar… ¿y desesperar?; el posible impacto político de la reforma imposible ya no será tan inmediato como al gobierno le hubiera gustado.
El Secretario de Hacienda justifica el recorte al enorme gasto corriente, que –según especialistas– ha mostrado muy bajo impacto en el desarrollo económico debido a un crecimiento prácticamente nulo, alta incidencia de pobreza, y una distribución inequitativa del ingreso. Videgaray –“manos de tijera”– obvia estos señalamientos; mejor nos soba para calmar el dolor: “la medida contribuirá a generar escenarios de bajas tasas de interés, baja inflación; no afectará al crecimiento económico nacional (¿¿??) ni a la economía de las familias…”; navega en la superficie.
Para los expertos el anuncio da la imagen de que no vamos bien; es pésima noticia para empresarios e inversionistas, sobre todo en los sectores de la construcción y energético –donde el “sensible ajuste” podría retrasar una década las expectativas de la reforma, y grandes proyectos de inversión a 15 años podrían dejar de ser rentables para siempre–.
La estrepitosa caída de los petroprecios ha provocado un déficit de 10 mil millones mensuales y el seguro de cobertura ante esa debacle no se pagará de manera inmediata sino hasta noviembre o después. Además habrá otro impacto: el presupuesto federal del próximo año se negociará a tasa cero; ya no habrá “lana” para proyectos de dudosa rentabilidad; la falta de cash deja al gobierno ante una amarga disyuntiva, o endeudarse –lo cual sería un suicidio– o apretarse el cinturón…
El economista Isaac Katz comenta: “El gobierno necesitaba adelgazarse y volver su gasto más eficiente y eficaz”. También recomienda: “la Cámara de Diputados tiene que hacer una revisión profunda de todos los rubros de gasto y eliminar lo injustificable, como los subsidios otorgados a grupos particulares de interés”… igualmente recomienda revisar la estructura burocrática para eliminar de la nómina a los empleados públicos sobrantes…
En este otro tiempo de “vacas flacas” sería saludable que por fin el gobierno se obligue a renunciar a la maxi dependencia petrolera y logre por fin un sistema tributario equitativo.
Punto y aparte: no sobra cuestionar –en serio– a diputados, senadores, partidos políticos y miembros del Poder Judicial, los cuales en eso de recortar dineros hacen como que la Virgen les habla; si todos quedamos rabones, no se valen los coludos…
EL MONJE LOCO: Entre mentadas, empujones y bofetadas, la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que vigila los recursos federales aplicados a la Línea 12 del Metro, culpa a Marcelo Ebrard del “desastre” –junto con Mario Delegado y el ex director del Proyecto Metro, Enrique Horcasitas–; los hacen pedazos… ahora “el balón” irá a dar a las canchas de la PGR y la PGJDF. ¿De paso le cobrarán factura a Marcelo por el sospechosismo de haber propiciado el escándalo de La Casa Blanca de las Lomas, aunque lo niegue?… nadie sabe, nadie supo.
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