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México, DF, a 4 de diciembre de 2014.- El escritor Vicente Leñero “nos deja en un momento aciago para México”, remarcó el dramaturgo Luis de Tavira, minutos antes de concluir el homenaje póstumo en memoria del periodista, dramaturgo y escritor, realizado en el Palacio de Bellas Artes.
“La conciencia de los mexicanos zozobra indignada y dolida ante el dolor de la atrocidad que ha consumado la tragedia de Ayotzinapa. La conciencia de los mexicanos se levanta urgida de lucidez y de horizonte y demanda una transformación radical que detenga una espiral desbocada de la barbarie”, expresó ante un centenar de periodistas, escritores, dramaturgos, actores, amigos y público en general quienes acudieron a este recinto a dar el último adiós al maestro de toda una generación de periodistas y autor de la obra ‘Los Albañiles’.
A eso de las 12:30 horas, decenas personas recibieron con interminables aplausos la pequeña urna en donde fueron depositadas las cenizas del escritor, a quien se le rindió un homenaje póstumo la tarde de este jueves en la escalinata principal del Palacio de Bellas Artes.
Fue a partir de ese momento cuando varias de los presentes comenzaron a formarse en dos líneas a fin de pasar en pequeños grupos de entre cuatro o cinco personas, para hacer breves guardias de honor, alrededor de las cenizas del maestro.
En tanto esto sucedía, un cuarteto de música clásica desde lo alto de las escalinatas comenzó a interpretar una serie de piezas, mientras varios periodistas fundadores de la Revista Proceso se rencontraban en ese recinto.
Guillermo Correa, Federico Gómez Pombo, Juan Miranda, Salvador Corro, Rafael Rodríguez Castañeda, Manuel Robles Estrada, Francisco Ortiz Pinchetti, y el director editorial de Quadratín México, Gonzalo Álvarez del Villar.
Fue en punto del mediodía cuando el dramaturgo y director de teatro, Luis de Tavira hizo uso de micrófono para dirigir unas palabras a su amigo, Vicente Leñero, de quien aseguró, “supo elevar el oficio, a la altura del arte”, y su base principal para escribir toda su obra, dijo, siempre fue “la libertad.
“La libertad fue el camino para encontrar la verdad, manifestarla, para enfrentar la censura, la violencia del autoritarismo, las mordazas y los embates de la corrupción.
Vicente Leñero, el periodista que siempre fue, el que supo elevar el oficio a la altura del arte, caminó siempre junto a los defensores de la libertad”, refirió.
Durante su discurso, Luis de Tavira recordó aquella inmortal fotografía que dio constancia de cuando la censura intentó acallar al grupo de periodistas que dirigían en 1968 el periódico Excélsior, y de cómo tras el golpe gubernamental del entonces presidente Luis Echeverría, salieron de forma digna y por la puerta principal del diario, don Julio Scherer y Vicente Leñero, entre otros, quienes semanas más tarde iniciarían la revista Proceso.
“Para siempre ha quedado en la memoria la imagen de aquella fotografía en la que se le ve caminando del brazo de Julio Scherer por la avenida Reforma, después del golpe a Excélsior. En esa fotografía puede verse sorprendente, la mirada resuelta de Leñero, mirando hacia adelante, una mirada que ya anuncia lo que vendría después: una victoria. Una revista de investigación que sería diferente y piedra de toque en la transformación del periodismo mexicano”, recordó.
Durante este acto memorial no sólo se habló del Vicente Leñero periodista, sino también se destacó el profundo amor y respeto que le tenía éste al teatro, del que lo hacía “topográfico, histórico, psicológico, sociológico, y político.
“En el teatro luchó fuertes batallas contra el autoritarismo mismas en las que triunfó. En repetidas ocasiones sus obras de teatro tuvieron que dar memorables batallas contra la censura, siempre ganó. Y el teatro siguió adelante. En su triunfo quedó conjurado el autoritarismo y desde entonces el teatro ha caminado en libertad”.
Pero tal vez el momento más emotivo, fue cuando se habló de su núcleo familiar, “las personas que más amó”, dijo el director de Tavira, compuesto por su esposa Estela y sus hijas Estela, Isabel, Eugenia y Mariana. “A mí me gustaba decirle que era un hombre bendito entre las mujeres. En primer lugar, Estela, su ‘axis mundi’. El centro de la vida. La unidad de medida para reconocer lo que está cerca de lo que queda lejos. En la que siempre pudo comprobar que ahí donde está tu corazón está tu tesoro. Y También sus hijas que han sido para él la luz del mundo”, expresó.
*Vicente Leñero deja un legado de 10 novelas, cuatro colecciones de cuentos, 18 guiones, 14 piezas de teatro; así como innumerables reportajes y memorias, que componen su obra. Su primera obra fue La Polvareda, publicada en 1959.