Mantiene SSPO activo el Plan de Apoyo a la Población en el Istmo
JUCHITÁN, Oax. 20 de marzo de 2016.- Con el inicio de la Semana Mayor, este Domingo de Ramos, también los zapotecas y huaves del Istmo de Tehuantepec comienzan las visitas, por cinco días, a sus muertos en los distintos panteones.
Los primeros en comenzar con esta peculiar y única celebración de gran sincretismo religioso son los zapotecas de Juchitán con la convivencia de los muertos en el Yoo ba’ (panteón) Domingo de Ramos y concluyen el Miércoles Santo en el camposanto que lleva el mismo nombre en la Octava Sección “Cheguigo”.
En el panteón Domingo de Ramos están sepultadas aproximadamente 10 mil personas de seis de las nueve secciones que conforman la ciudad y más de 50 colonias populares, convirtiéndose en el cementerio más grande de Juchitán.
Durante el día recibe más de 13 mil personas, según cálculos de la Dirección de Vialidad y Transporte del Ayuntamiento de este lugar.
Los zapotecas comienzan las visitas a las seis de la mañana, con los primeros rayos de luz.
Cargados de flores, inciensos y veladoras llegan a las sepulturas, que en esta parte del Istmo de Tehuantepec son pequeñas casitas elaboradas precisamente para convivir en este día hasta en el interior de las tumbas, en donde se colocan sillas.
Para el medio día, la música de banda regional y tríos, ahora también norteñas y mariachis, inunda todo el camposanto, mientras las familias comen y beben y reciben a sus visitan que llegan con flores y reciben a cambio tamales de iguana, otros cervezas y variadas botanas.
Este primer día de la Semana Mayor es día de fiesta, las mujeres lucen sus trajes de luto y floreados. La tristeza muy poco se nota en los rostros de los zapotecas, salvo en las tumbas recientes, las conocidas como ba’ yaa (sepultura fresca).
En la entrada del panteón, filas de puestos de dulces y tamales ofertan sus productos, los habitantes de Juchitán tienen la costumbre de comer dulces típicos (almendras, camotes, calabazas, limón, regañadas) en los días festivos, a diferencia del resto del año.
La celebración termina por la noche y se vuelve a repetir el mismo ritual en las demás poblaciones zapotecas.
La etnia huave también celebra esta costumbre, como es el caso de San Francisco del Mar, quizás por la cercanía y la fuerte presencia zapoteca en todo el Istmo, como lo hizo con la adaptación de la vestimenta.
Aquí se conservan algunos rituales de los huaves, como la presencia del Judío que recorre todo el pueblo y recibe de la autoridad municipal el poder por un día, este personaje simboliza a Judas Iscariote en la cultura judeocristiana.
Aunque los zapotecas modernos no lo saben, la visita a los panteones tiene relación con el Año Nuevo zapoteca que comenzó el 12 de marzo , según el antiguo calendario solar que utilizaban los antiguos binnizá, fecha que coincidió con los días de cuaresma de la religión católica.
Según el calendario solar, la que utilizaban los zapotecas para medir el tiempo y para las cosechas, el año estaba conformado por 365 días, en 18 meses, cada mes tenía 20 días , de los cuales 5 días eran aciagos o funestos , estos días iban del 7 al 11 de marzo, para el 12 comenzar con el Año Nuevo.