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Mantiene SSPO activo el Plan de Apoyo a la Población en el Istmo
JUCHITÁN, Oax. 31 de octubre de 2015.- El incienso inunda la pequeña sala de la casa. Frente al altar familiar sentada con un viejo librito está Jacinta, la rezadora.
Su peculiar y aguda voz se escucha hasta el patio, detrás de ella un grupo de mujeres zapotecas replican los cánticos mortuorios.
La rezadora, es la encargada de limpiar con sus rezos el camino de las almas nuevas en la cultura zapoteca del Istmo de Tehuantepec nueve días previos a la llegada, a la celebración que es conocida como Xandu’.
El Xandu’ proviene de la voz santo y tiene mucha semejanza a las expresiones; Xantolo de la voz huasteca y Xantol entre los nahuas. Todas se utilizan para designar el Día de Muertos, Fieles Difuntos o Todos Santos.
En el Istmo de Tehuantepec los zapotecas comienzan a preparar en sus hogares la llegada de las almas desde el 25 de octubre, a partir de esa fecha comienzan aromatizar el camino con incienso y nueve rezos, ese camino que recorrerán en los últimos días hasta encontrar la casa servida, en vela y olorosa.
Estos rezos están dedicados a las almas recién partidas, las que lograron atravesar el gran río de sangre, los que han cumplido los tres meses reglamentarios para llegar al paraíso. Ellos son los que regresan a visitar a los que dejaron, los que aún no los olvidan y así celebran con los vivos el primer Xandu’.
Si el difunto se fue en agosto, su ofrenda se hará el año siguiente, porque según el ritual zapoteca, no les da tiempo llegar a la mansión de los muertos e incorporarse a la peregrinación de las almas visitantes, pues las hallan en el camino.
Los zapotecas del Istmo reciben a sus muertos los días 30 y 31 de octubre, a diferencia del resto del país.