El episcopado ante el segundo piso de la 4T
En México en los últimos ochenta años se han suscitado movimientos sociales y armados que han enfrentado a quienes detentan el poder económico y a sus personeros tanto en las administraciones gubernamentales como a sus aliados diversos y con los dueños de los medios de comunicación tradicionales que se prestan por dinero, prebendas, privilegios e intereses propios en tanto miembros de una clase individualista y defensora de su posición que se identifica más con los poderosos y sus alcances.
Estos movimientos en contra de los establecido se manifestaron principalmente entre los sindicatos y gremios como los médicos, electricistas y ferrocarrileros, así como estudiantes, profesionistas y profesores rurales que abrazaron la lucha armada sobre todo a partir del triunfo de la revolución cubana, así como la influencia y preparación de los combatientes en países de la Europa del Este y asiáticos.
Después de la reforma política de los setenta del siglo pasado y la incorporación de las expresiones clandestinas o perseguidas en nuestro País, cobraron importancia los movimientos sindicales sobre todo los que surgen del sector educativo que por un lado representan a los académicos e intelectuales y de particular significado, la lucha por la democratización del sindicato de maestros que había jugado un papel de perfecto aliado de los regímenes del hasta entonces partido único en el gobierno y que en entidades de las más pobres alcanza sus manifestaciones más radicales como es en Guerrero, Michoacán, Chiapas y Oaxaca y también en el mismo corazón de la república en donde más tarde en los inicios del 2000 surgen las primeras alternancias al igual que en las capitales más urbanizadas del País. Estas manifestaciones sindicales que buscan ser identificadas como de izquierda, de clase trabajadora ycontestarias si bien con un discurso en un lenguaje de vanguardia transformadora, se centra en las reivindicaciones gremiales y sobre todo de beneficios laborales y de ingresos que ahora mismo los tiene en un replanteamiento crucial, divisiones internas cada vez más enfrentadas que parecieran ser grupos no solo distintos sino incluso el objetivo de su lucha como parte traidora y aliada de los sectores del poder.
Aunque desde los setenta del siglo pasado las organizaciones civiles fueron surgiendo y cobrando un papel de importancia en la lucha social en su mayoría identificadas con los Pueblos y Comunidades Originarias con un lejano antecedente en las primeras rebeliones contra el reino castellano sobre todo en los que hoy son los estados de Yucatán, Chiapas y Oaxaca, y es después del levantamiento Zapatista en que proliferan sobre todo en las entidades con mayor población en pobreza y como ejemplo baste mencionar que en Oaxaca habían no más de 40 organizaciones significativas y después del 1 de Enero de 1994 surgieron más de 500 de ellas por todo el territorio estatal sin que necesariamente fueran representativas o surgidas de los intereses y mandatos comunitarios.
En su primer momento trataron de reivindicar sus derechos y culturas diversas sobre todo justificadas en la exigencia de elevar a rango constitucional los acuerdos de San Andrés, centrando casi exclusivamente en estas reivindicaciones otras demandas y requerimientos, donde la autonomía, el derecho a elegir sus autoridades con sus usos y costumbres, el respeto y reconocimiento de sus territorios así como el cuidado y uso de los recursos naturales se convirtieron en referencia de una reivindicación legal en los términos de la sociedad dominante más como una moda y por supuesto también en retribuciones para algunos de sus defensores.
Estas manifestaciones sociales salvo el surgimiento de otros movimientos armados recientes, se siguen manifestando más en el ámbito declarativo y sobre todo reivindicatorio de exigencias laborales e inmediatistas sin que exista de manera clara su quehacer inmediato, a mediano y largo plazo para cambiar las estructuras económicas y de dominación que hoy persisten y aún aumentan cada día en las familias con mayor riqueza en México como es el caso de uno de los hombres más ricos del mundo al que uno de las expresiones sindicales más radicales le aportan mensualmente millones de pesos “involuntariamente” con el pago del servicio de telefonía celular sin que al menos por simple ocurrencia hayan hecho un boicot de no utilizarla un día.
Ante el crecimiento del poder, control y proliferación del crimen organizado en México que de acuerdo con las agencias locales y externas ya dominan más el 30% del territorio nacional, que harían ante la casi inminente intervención por diferentes medios de Estados Unidos para lo que ellos llaman defender su soberanía que incluye según declaraciones de los más radicales derechistas una intervención armada que ahora mismo tiene a 200 marines armados “preparando” a tropas mexicanas de élite.
Gerardo Garfias Ruiz