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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de noviembre de 2018.- Resultado de un Recurso de impugnación, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió la Recomendación 57/2018 al Gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, con motivo de un Acuerdo de Conclusión emitido por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, que determinó no contar con los elementos de convicción suficientes para acreditar violaciones al derecho a una vida libre de violencia por maternidad, el derecho a la lactancia de una mujer y su hijo recién nacido.
Esta Recomendación se hizo extensiva al Ombudsperson de esa entidad federativa al carecer su investigación en el caso de perspectiva de género.
De acuerdo a un comunicado de la CNDH, el 4 de agosto del 2017, una mujer de 28 años, asignada al área de vacunas del Centro de Salud Urbano de Nezahualcóyotl, presentó escrito de queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México por sufrir acoso laboral y vejaciones por personas servidoras públicas de ese Centro, donde recibió agresiones físicas y violencia por su jefa inmediata, las cuales empeoraron cuando la agraviada notificó su embarazo y luego en su periodo de lactancia.
Sin embargo, el Organismo Local no encontró elementos para determinar violaciones a los derechos humanos, por lo que la quejosa impugnó dicha decisión. Señaló que, durante su periodo de embarazo, sus superiores le instruían acudir al almacén por vacunas, al que tenía que trasladarse en vehículo automotor y, para ello, debía llevar consigo termos con capacidad de 45 y 100 litros, que la mayoría de las veces tuvo que cargar.
Cuando contaba con 6 meses de gestación, sufrió una torcedura de pie por cargar uno. Aunado a esto, su jefa inmediata le exigía que limpiara la parte superior de los refrigeradores industriales, por lo que tenía que subir a una silla para poder hacerlo.
También refirió que en la última etapa del embarazo no le cerraba su filipina, por no contar con uniforme adecuado a su estado; sin embargo, su jefa inmediata le exigía constantemente de manera verbal, con jaloneos y tocamientos en el cuerpo que portara de forma correcta el uniforme.
El día que nació su hijo, llegó a laborar temprano, se sintió mal y tenía manos y pies hinchados; un médico del Centro de Salud la revisó y le comentó que tenía signos de preeclampsia y que solicitara a sus superiores retirarse al hospital quienes no le permitieron la salida, sino hasta que entregara un informe.
Después de 3 horas de pedir varias veces el permiso, decidió retirarse por su cuenta al hospital, donde le confirmaron el diagnóstico de preeclampsia y de inmediato le realizaron una cesárea para que ya no corrieran más riesgos ella y su hijo.
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