Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
CIUDAD DE MÉXICO, 19 de junio de 2019.- En su tradicional rueda de prensa matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que adelantará la consulta para la revocación de mandato para marzo de 2021, lo cual implicaría una campaña antes de las elecciones en donde se definirán 14 gubernaturas
Es decir, influir directamente en las elecciones, lo cual constituye en los hechos: jugar con alevosía y ventaja.
De forma inmediata, la oposición se manifestó en contra, pues aseguran se trata de un intento del presidente de hacer dos campañas en el 2021 e incluso un atentado contra el principio constitucional de la NO reelección.
En este sentido, el coordinador de la bancada panista en el Senado, Mauricio Kuri González, alertó a sus homólogos sobre las supuestas intenciones de López Obrador.
Enfatizó sobre el cuidado y el respeto que los diputados y senadores deben tener con la equidad durante los comicios electorales, la no reelección, el no al régimen autoritario y el no a la restauración del abuso; ‘revocación es reelección’.
De igual forma, el senador panista comentó que el proyecto es un intento de convertir al país en un Estado autoritario, pues, ‘tiene evidentemente un espíritu de reelección’.
Añadió que ‘esto es un principio que hemos visto en otros países de ideales populistas, es muy fácil ser populista, lo que es muy difícil es ser un verdadero demócrata, no es lo mejor para el país’.
Ante la evidente y férrea negativa de la oposición para que el presidente aparezca en la boleta en el 2021, como inicialmente estaba previsto, López Obrador optó por adelantar la consulta, sin embargo, en estricto sentido, esta debería llevarse a cabo justo a la mitad del mandato, que sería hasta el mes de diciembre, es decir: cinco meses después de las elecciones.
Y es que Morena sabe muy bien que, sin López Obrador en la boleta, pierde alrededor del 50 por ciento de sus votos. Sin su nombre, sus candidatos se van para abajo. Lo cual resultó evidente en las pasadas elecciones.
En Baja California, de los 824 mil votos que logró en 2018, el hoy gobernador electo y entonces candidato a senador, Jaime Bonilla Valdez con AMLO en la boleta, para este 2019 disminuyó a 421 mil votos.
Decreciendo su capital político electoral en 51.16 por ciento.
Lo mismo sucedió en Puebla, pues aunque Luis Miguel Barbosa ganó las elecciones, resaltó que la afluencia fue la más baja desde 1998. Es decir, ganó, perdiendo.
Es evidente que la ausencia de López Obrador en la boleta influyó tanto en la participación electoral como en el resultado de la elección. Los candidatos de Morena no tienen la fuerza para por si solos arrasar, aún cuando han logrado hacerse del triunfo.
Tradicionalmente, antes de la elección del 1 de julio de 2018, la elección intermedia donde se renueva la cámara de diputados federal, las perdía el partido en el poder presidencial. La lógica política indicaba que los electores cobraban la factura a los presidentes, a mitad de su sexenio, considerando los desaciertos, errores, o excesos cometidos.
Sin embargo, esto cambiaba dependiendo de la popularidad y confianza en el gobierno federal.
Los hechos ahora nos están demostrando que, sin AMLO en la boleta, Morena se debilita, entonces he ahí la importancia de la campaña para la revocación de mandato.
Ante el panorama adverso que se avecina con la reelección de Donald Trump y su estrategia de campaña, es decir fustigar y chantajear a México con la migración y los aranceles, AMLO tendría que estar más preocupado por gobernar y menos por andar en campaña.
Existen las prioridades.