MADRID, 13 de agosto de 2016.- El miedo a los espacios públicos y a las aglomeraciones produce ataques de pánico. Algunas personas que padecen agorafobia se aíslan del mundo al no creerse capaces de enfrentarse a él. Bajar solos al portal, dar una vuelta a la manzana, comprar el periódico o viajar acompañados en el metro son metas y objetivos que se proponen las personas que reciben asistencia psicológica online.
Alberto Pajuelo Peña es el fundador del grupo abierto de Facebook: Agorafobia. Los Invisibles, permite crear redes de trabajo en equipo. Alberto, escritor y fotógrafo, tiene reconocida una incapacidad permanente para el trabajo habitual, padece trastorno de ansiedad excesiva y agorafobia.
Una de las motivaciones para crear el grupo abierto es que “no sea otro de nuestros espacios de seguridad, y al final nos encerremos como en nuestra vida personal. Es público para que nadie encuentre barreras en busca de ayuda, bastantes tenemos ya.
No se debe cambiar la prisión de casa por una prisión cibernética”. El grupo hace una labor social, es una manera de acercar la realidad y dejar de ser estigmatizados, El desconocimiento de algunas personas sobre la enfermedad hace que se les juzgue con estereotipos como “vagos, cuentistas, zumbados o raritos, entre otras cosas”.
Cualquiera puede padecer agorafobia, no existe un perfil con unas características determinadas. Mujeres víctimas de violencia de género son “presas de una idea sacrificial de amor, intentan salvar una unión que en realidad les aplasta”, señala el estudio Entre la libertad y la constricción: El dilema de la Agorafobia. Algunas de las víctimas sienten ansiedad por tener que enfrentarse al mundo de nuevo tras haber sido encerradas, aisladas y sometidas.
“Salí de permiso, un amigo me había invitado a ver un partido de fútbol. Cada vez había más gente al acercarnos al estadio, sentí que mi cuerpo se bloqueaba. Tuve que llamar a mi hermano para que me recogiese”, cuenta Mateo. Adaptarse a la libertad después de haber cumplido condena supone un proceso complicado para algunas personas, además de la necesidad de reconstruir sus vidas y sus lazos sociales, pueden sentirse desorientados o padecer agorafobia ante los espacios nuevos y abiertos.
No siempre es fácil aceptar y gestionar lo que nos sucede. El tratamiento no debe basarse sólo en la ingesta de pastillas; contar con apoyo psicológico, social y familiar es muy importante. Internet y las redes sociales crean espacios de encuentro digitales donde muchas personas pueden sentirse identificadas y saber que no están solas.
(Artículo proporcionado por el Centro de Colaboraciones Solidarias)
Claudia Brihuega Ortiz
Periodista