Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de septiembre de 2019.- A finales de 2017, el Papa Francisco aceptó la renuncia, por edad, del cardenal Norberto Rivera Carrera, como arzobispo primado de México, nombrando en su lugar al cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de la Arquidiócesis de Tlalnepantla.
Rivera Carrea publicó una carta, fechada el 7 de diciembre de 2017, confirmando la decisión del santo padre, donde le daba la bienvenida a Aguiar Retes y pedía perdón a Dios por sus “debilidades y omisiones”, lo positivo sería que muy al final lo reconoció, pero fue vago en sus disculpas.
Aunque la Arquidiócesis trato de dirimir las controversias derivadas de la renuncia de Rivera, señalando que algunas opiniones se valían de la palestra mediática para denigrar al arzobispo primado de México, con el propósito de influir negativamente en la opinión pública, la realidad es que Papa Francisco aceptó con mucha rapidez (sólo 6 meses) la renuncia de Norberto.
En otros casos, los pontífices se han tardado desde tres o hasta siete años en aceptar renuncias, por lo que la lectura que teníamos de esta velocidad, era derivada de las profundas desavenencias que existían entre el Papa y Norberto Rivera: una recóndita diferencia política, pastoral y teológica.
Rivera “representa un polo conservador, es un personaje muy desgastado, prácticamente en declive, su liderazgo está mermado, mediáticamente su imagen está muy deteriorada, en temas como pederastia, la cercanía con Marcial Maciel… han mermado esa imagen del cardenal, pero el núcleo fuerte de esta tensión es porque quiso imponer una moral rígida, una moral católica, a rajatabla a una sociedad secular, sobre todo la sociedad de México que tiene el mayor grado de escolaridad, que tiene una perspectiva de vínculos globales”, explicó en ese entonces en una entrevista con Carmen Aristegui, el especialista en asuntos religiosos Bernardo Barranco.
Es por ello que el Papa optó por colocar a actores leales y viejos amigos para refrescar el liderazgo de la iglesia católica en México, fue así que decidió nombrar a Carlos Aguiar Retes, un personaje mucho más discreto y reservado que su antecesor.
A Jorge Mario Bergoglio no le ha importado mostrar abiertamente sus simpatías, pues después de no haber aceptado la renuncia por edad del exarzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, durante dos años, se la aceptó solo para incluirlo en la lista de los últimos 14 Cardenales que ha nombrado.
Con estos nombramientos y otras acciones, se ha notado el respaldo del Papa a la labor pastoral de acompañamiento del grupo de obispos que forman parte de lo que se conoce como “región pastoral de Tata Vasco”, donde han estado muy atentos a los sufrimientos de los pueblos asediados por la pobreza, el narcotráfico, la violencia y que han sido capaces de generar una protesta de carácter nacional e internacional, sobre todo por los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa.
Recientemente resurgen las críticas en contra de Aguiar Retes, porque supuestamente hay distancia del arzobispo de eventos importantes de su ministerio como fue el inicio de cursos del seminario conciliar y la celebración por el misterio de la Asunción de la Virgen.
La verdad es que se trata de fuego amigo y grillas internas, el propio Papa Francisco lo sabe y reconoce, incluso sentencia a pregunta expresa de periodistas sobre supuestos cismas en las iglesias americanas: ¡bienvenidas las críticas! Y precisa que «al menos quienes las dicen tienen la ventaja de la honestidad de decirlo y me gusta esto. No me gusta cuando las críticas van debajo de la mesa, te sonríen y te muestran los dientes y luego te dan una puñalada por detrás. Esto no es leal, no es humano…”
El Papa sabe que tiene el respaldo leal y sincero de Aguiar Retes y Suárez Inda, y quizás él mismo reconoce de donde surgen las criticas por debajo de la mesa, un grupúsculo de simpatizantes de Norberto Rivera que tal vez han visto disminuido su poder e influencia.
En tiempo real
1.- Jorge Morales dejará de editar sus famosos 60 segundos. ¿Censura?
Y es que la Fiscalía Especializada en la Investigación de Hechos de Corrupción del Estado de Sonora, llamo nuevamente a declarar Morales, esto a pesar de su detención en febrero de 2016.
Recordemos que el secretario de Comunicación Social del gobierno de Guillermo Padrés fue encarcelado por presunta extorsión contra empresarios de medios de comunicación.
De acuerdo con las autoridades, el exfuncionario habría usado su puesto para “tramitar beneficios económicos a su favor, coaccionando e intimidando a las víctimas”, es decir, que condicionaba pagos de publicidad a cambio de dinero, sin embargo, por falta de pruebas fue liberado.
2.- Lamentable accidente en desfile militar.
La Secretaría de Marina informó que un paracaidista resultó lesionado con traumatismo craneoencefálico quien cayó en la calle Corregidora y el cruce con Erasmo Castellanos, entre Palacio Nacional y la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De acuerdo con asistentes al desfile, el paracaídas del integrante de las Fuerzas Armadas se atoró en un árbol y eso provocó que no controlara el aterrizaje y se golpeara boca abajo contra el pavimento.
Se trata del Segundo Maestre Valente Mateo Hernández, de 35 años, quien fue diagnosticado con un traumatismo carneoencefálico leve, una lesión en la nariz y una probable fractura de tobillo.
3.- No lo cuente en voz alta pero la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky es hija de un coronel nacido en Huauchinango, Cuitláhuac Ibañez Treviño, hermano de Marcela Ibañez Treviño que fue esposa de quien fuera Secretario de Gobernación Mario Moya Palencia que estuvo a un paso de ser candidato a la presidencia de la República, pero Luis Echeverría prefirió a José López Portillo.
Las raíces políticas de familiares directos han estado siempre cerca de Yeidckol, quien aunque trate de negarlo es nieta del General poblano Maximino Ávila Camacho, quien también buscó con todo la candidatura presidencial pero se le atravesó su hermano Manuel.
En una entrevista la traicionó su subconsciente, pues Yeidckol Polevnsky dijo que buscará la presidencia de la República, cuando quiso decir que desea la presidencia del partido del actual presidente.
Aunque en los hechos, esa sea quiza su verdadera y utupica aspiración.