Día 22. Palacio perdió dominio de la agenda de la crisis
Raúl Ávila Ortiz | Oaxaqueñología
OAXACA, Oax., 1 de septiembre de 2019.- El presidente Andrés Manuel López Obrador entregó este domingo al Congreso su primer informe anual oficial de gobierno y presentó un mensaje alusivo en Palacio Nacional.
Se trata del cumplimiento de una obligación mínima constitucional de rendición de cuentas, en relación con el mandato que recibió el año pasado en las urnas.
Ese mandato debió traducirse en un plan nacional de desarrollo y programas sectoriales y especiales con un haz de estrategias y políticas públicas para comenzar a resolver los principales problemas públicos del país.
El Presidente ubica como prioridades a la democracia, las relaciones internacionales, el papel del estado en la economía, la integridad en el servicio público, el crecimiento y desarrollo, la justicia social y la seguridad.
En mi opinión, el balance de nueve meses de gobierno efectivo es favorable.
En democracia se está fortaleciendo el vínculo entre sociedad, ciudadanía y estado, que posibles reformas electorales y la crucial revocatoria de mandato podrían consolidar más aún, sobre todo en cuanto a la imparcialidad en el uso de recursos públicos.
En relaciones internacionales se refirió al manejo prudente del nexo con los Estados Unidos (por ejemplo en los temas arancelario y migratorio), la condena de actos xenófobos violentos y la relevancia de los países de Centroamérica. Ausente una mención a Europa y apenas de paso a China.
En el papel del estado en la economía subrayó su compromiso con la recuperación del mandato constitucional de su rectoría, activa a fin de contrarrestar la desigualdad agudizada por la actitud pasiva que caracterizó al gobierno durante el periodo neoliberal.
En integridad, persiste en situar a la lucha anticorrupción y la impunidad pública y privada -la separación entre dinero y política- cómo imperativos que se van concretando mediante la cancelación de privilegios y abusos diversos en el uso de recursos públicos.
En crecimiento y desarrollo -instrumentos para el bienestar y la felicidad y no fines en sí mismos-, sobresale el manejo idóneo de las variables macroeconómicas, bajo desempeño, pero mejor distribución de recursos entre clases y sectores sociales.
Esto a partir del estímulo a la economía popular con enfoque regional, la participación de la iniciativa privada y más comercio e inversión extranjera, en todo lo cual las cifras son aceptables.
En justicia social apuntó una larga lista de apoyos directos a grupos vulnerables, en particular a niños, jóvenes, discapacitados, migrantes (las remesas como primera fuente de divisas del país) adultos mayores e indígenas. No mencionó el tema de género.
En seguridad, la confesión de que es el principal problema público en el que no hay resultados satisfactorios, aunque los instrumentos respectivos para lograrlos se están forjando y afilando, incluida la política social, con pleno respeto a los derechos humanos.
En el mensaje político final ponderó el que no se forme una facción opositora reaccionaria, lo que atribuyó a que no sería legítima y moralmente viable.
En sus referencias a las expresiones republicanas de Benito Juárez y su empeño en transitar de manera pacífica hacia un régimen político en el que los mexicanos vivamos en círculos virtuosos y no viciosos -digámoslo así- se fundan y cifran las acciones en curso que en próximos meses deberán fructificar aún más y mejor.
El primero de seis informes oficiales de gobierno del Presidente López Obrador cubrió las expectativas. Su formato fue austero, sencillo y comprensible. Mucho ayuda su actitud personal que transmite humildad y sinceridad.
Debemos estar seguros de que solo serán 6 informes y que del segundo al sexto las cosas de México deberán evolucionar para bien.
Desde luego que no será fácil dados los tiempos y contextos complejos siempre desafiantes.
Todos los mexicanos deberemos corresponsabilizarnos con ese propósito si queremos un país más democrático, próspero, cooperativo, íntegro y justo en 2024.