Diferencias entre un estúpido y un idiota
Itinerario político
Al final de cuentas, López Obrador confirmó lo que aquí dijimos desde hace por lo menos cinco años.
Confirmó que nunca le importó la democracia y que, al contrario, uno de sus sueños más anhelados siempre fue la reelección.
Y si aún tienen dudas, vale recordar que apenas el pasado fin de semana –en gira por el estado de Guerrero–, el mandatario mexicano coqueteó –así, como pateando un bote–, con la posibilidad de la reelección.
Incluso, dijo haber pensado proponer una ampliación de mandato, pero luego corrigió y explicó que eso sería “traicionar” sus ideales.
Pero no era la primera ocasión que hablaba del tema.
Semanas antes, también de manera casual –como no queriendo–, López soltó la idea de la reelección al plantear que “no le alcanzaría” el tiempo para llevar a cabo “la transformación” que se propuso.
En esa ocasión no pocos observadores advirtieron del maniqueísmo presidencial, ya que el verdadero mensaje de que no tendría tiempo para la transformación que se propuso, –en el lenguaje lopista–, debe ser entendido en sentido contrario.
Es decir, debemos entender que hoy AMLO trabaja para pulsar a los ciudadanos y a la clase política sobre su potencial reelección, como el “Plan A” de su dictadura y, a manera de “Plan B”, hace todo lo necesario para impulsar un “Maximato” con alguno de sus lacayos más fieles, motejados como “Corcholatas”.
Pero no sólo el presidente mexicano está pensando en su reelección.
No, curiosamente, en todo el país se gesta un “Movimiento Nacional” –financiado por Morena de manera nada transparente–, que promueve precisamente la reelección de López.
Se trata de un bodrio llamado “Movimiento Nacional para que López Siga”, que cuenta con financiamiento, estructura, delegados en todo el país y oficinas nada despreciables.
Dicho de otro modo, resulta que mientras que con dinero público se promueve por todo el país la reelección de López Obrador –a través de un Movimiento Nacional–, el propio presidente utiliza todo el aparato de propaganda del Estado para deslizar en sus mañaneras, en giras de fin de semana y en todos los medios públicos la idea de la ampliación de mandato.
Por eso no es novedad que el presidente mexicano no sólo coquetea, sino que promueve su reelección, por un lado, al tiempo que deja abierta la posibilidad –por otro lado–, de un Maximato capaz de mantenerlo en el poder de manera indefinida.
Pero vamos por partes.
El pasado fin de semana, así se expresó Obrador sobre una posible reelección: “Yo voy a estar hasta finales de 2024, faltan 23 meses y tengo el propósito de cumplir todos los compromisos… podríamos pensar en proponer una reforma para ampliar el periodo presidencial, pero eso sería contrario a nuestros principios, a nuestros ideales, sería traicionarnos”.
Una declaración que le viene “como anillo al dedo” a la reforma electoral promovida por Obrador y que hoy está en el Congreso.
Y es que la Reforma Electoral de López no es más que la vuelta a la dictadura perfecta; una simulación democrático-electoral para que el poder quede en las mismas manos, más allá de las formas y la simulación de elecciones.
Pero no, que nadie se equivoque, López Obrador no pretende “blindar su obra” –que ha sido un total fracaso–, y menos garantizar que su inexistente “Cuarta Transformación siga adelante”.
No, en el fondo, López busca blindar sus fracasos; intenta garantizar impunidad para su prole y su claque de pillos y criminales quienes, en una democracia real, ya habrían sido llevados presos, empezando por el propio presidente Obrador.
Por eso la premura de impedir que un opositor real llegue al poder presidencial, porque si en el 2024 el partido Morena es derrotado en las urnas, López Obrador no llegará a los alteres de la Patria sino que lo veremos tras las rejas, en donde sería juzgado por los peores crimenes.
Crimenes como el de llevar a la quiebra la economía nacional, como endeudar escandalosamente al país, como pactar con las bandas mafiosas, como dejar a al sociedad sin medicamentos, como dejar a los ciudadanos a manos del crimen organizado; como estimular el desempleo y la quiebra de las empresas…
Crimenes como de destruir la democracia, como acabar con el INE, como destruir la división de poderes, como matar al Tribunal Electoral, como destruir la libertad de expresión, la libertad de prensa y la crítica.
Crimenes como convertir a México en una dictadura que empobrece a la sociedad y que destruye a la industdria y la inversión; que lleva a la sociedad al mismo estadio de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y otras.
Sí, López Obrador y su gobierno son le peor amenaza de México y de los mexicanos. Y, en efecto, les guste o no, desde 2017 aquí dije que Obrador buscaba la reelecion para imponer su dictadura; una pulsión que hoy él mismo reconoce.
Al tiempo.