Respuesta a la violencia e inseguridad
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de junio de 2020.- De nueva cuenta la ignorancia y la mentira presidenciales, ahora en una de sus expresiones más acabadas.
Pero, en esta ocasión, la ignorancia y la mentira de Obrador llegaron acompañadas del silogismo de pobres contra ricos, de la “chabacana” lucha de clases.
Y es que, según AMLO, todas las maldades atacan a los ricos mientras que todas las bondades son propias de los pobres.
Por eso, en una de sus recientes “mañaneras”, López se dijo poseedor de la verdad absoluta y, como todo lo sabe, sentenció que el delito de secuestro sólo afecta a las clases sociales media y alta; “a los ricos”.
Luego, como poseedor único de la verdad, dijo que los secuestradores no van contra los desposeídos; “no van contra los pobres”.
Es decir, que, según el presidente, la pobreza franciscana que pregona no sólo acarrea bendiciones y bondades; no sólo cura fatales enfermedades,
como el Covod-19 sino que –¡aleluya” –, mantiene a los pobres lejos de las feas tentaciones de los malos, de secuestradores y matarifes.
La realidad, sin embargo, está muy lejos del presidente y lo dicho por López Obrador no es mas otra fea “metira engaña bobos”.
Y eso lo puede atestiguar cualquier ciudadano que viaja en transporte público, sobre todo en “las micros” y “los chimecos” de la zona conurbada a la capital del país.
Cualquier obrero, empleado o trabajador que no tiene más alternativa que ese transporte público, sabe que todos los días –de ida o vuelta a su lugar de trabajo–, es latente el riesgo del secuestro “ultraexpress”, que significa el robo a bordo del transporte público.
En cuestión de segundos, en los “chimecos” o en “la micro”, se levanta un ladrón, pistola en mano, y anuncia que “el pasaje” está secuesetrado.
A la velocidad del rayo, el o los ladrones despojan de sus pertenencias a los pasajeros y bajan corriendo, en medio del terror por altisonantes amenazas de muerte.
Pero eso es apenas el principio.
¿Sabrá el Obrador que desde los penales de todo el país se producen cientos de secuestros express contra miles de mexicanos de escasos recursos?
¿Sabrá que están implicados custodios y directivos de los penales?
¿Le habrán informado al presidente López que cientos de familias de migrantes son contactadas, todos los días, en todo el país, para obligarlos a que, mediante el secuestro virtual, depositen desde 200 pesos, 500 pesos, mil pesos y hasta 5 mil pesos –según el sapo la pedrada–, con el cuento de que es dinero que urge a un familiar en Estados Unidos?
¿Se habrá enterado López que apenas en el mes de mayo, en la Ciudad de México fueron secuestrados en su hotel, un grupo de enfermeros de escasos recursos, que habían llegado de Monterrey para atender la pandemia?
Lo cierto es que la realidad del secuestro está a la vista de todos.
Y cualquiera que esté atento al día a día social, cualquiera que revise diarios de manera cotidiana y llegue a las páginas de la nota roja o sucesos, sabe que el secuestro clásico, el secuestro express y hasta el secuestro de unos cuantos minutos a bordo de “la micro” o de “los chimecos”, en realidad afecta a los que menos tienen.
Más aún, la reputada ONG, Alto al Secuestro, señala que luego de años de estudiar el secuestro, se puede concluir que “el secuestro es un delito que no distingue clases sociales, edad, género u ocupación”.
Y dice más: “Si bien es cierto que hasta hace algunos años el secuestro era un delito orientado hacia la clase alta y los grandes empresarios, hoy lo sufren, primordialmente, los trabajadores, los asalariados, estudiantes, comerciantes informales… debido a que los delincuentes obtienen una menor cantidad de dinero, pero en tiempo mucho más corto” y con un riesgo menor.
Y el mejor ejemplo de que el secuestro no distingue edad, sexo, condición socioeconómica y rango social, es el secuestro y posterior liberación de un General del Ejército Mexicano.
Pero hay más. Una cifra de escándalo, según Alto al Secuestro, es el plagio de mujeres.
De enero de 2018 a abril de 2020, se registró el secuestro de cuatro mil
227 personas, de las cuales 828 son mujeres. Eso equivale a que casi el 20 por ciento de los secuestros en México son contra mujeres; y entre los estados con más mujeres secuestradas están Veracruz y Ciudad de México.
¿Quién informa o malinforma al presidente Obrador? ¿Nadie fue capaz
de explicarle que, sobre el secueastro, dijo una tontería?
Lo peor, lo más proecupante y hasta trágico, es que voces interesadas
estén engañando al presidente.
¿Quién engaña a López Obrador?
Al tiempo.