Si les interesa periodismo, tienen que ver Estado de Silencio: Diego Luna
MORELIA, Mich., 2 de noviembre de 2021.- Un ligero aroma a incienso me invadió desde que subí el primero de los dos escalones del autobús y de inmediato la magia inició: se sentía como entrar a una casa. Y es que sí, estaba llegando al hogar desde hace 13 años de dos argentinos, su hija española y su perrita mexicana, aunque el proyecto de vivir en una casa rodante inició hace 18, cuando Patricia y Germán determinaron que, en común, además de su amor tenían las ganas de conocer lugares, de recorrer el mundo… En un jeep, ambos comenzaron a viajar el 10 de marzo de 2003 desde su terruño, San Nicolás, provincia de Buenos Aires, por toda la Argentina con la intención de llegar a Alaska, en Estados Unidos, en un periodo de un año… que se terminó convirtiendo en cinco y medio. Decidieron bautizar el proyecto como Amunches (Amun: que anda; Che: hombre), que significa Viajeros en la lengua Mapuche, aborígenes de la Patagonia. Cada pueblito al que llegaban les cautivaba por su diversidad cultural, gastronómica, lo que les hacía complicado resistirse y seguir el trayecto para cumplir su meta. A Alaska, Patricia llegó con siete meses de embarazo. Inti venía en camino. Cuando estaban en Texas decidieron detenerse.
“Viajamos a España para que naciera, regresamos a Estados Unidos y nos quedamos estáticos en sus primeros años para que fuera a la escuela y aprendiera el inglés. Ahí fue cuando decidimos comprar el autobús escolar y empezar a acondicionarlo para seguir viajando. Entonces, los primeros años de Inti fueron entre pinturas y herramientas. Retomamos el viaje cuando ella tenía ocho años”, relató Patricia mientras tomaba mate, la bebida argentina por excelencia. Desde allí han mantenido su recorrido, que no tiene una ruta trazada sino depende a veces de sus trabajos, que se centran en dar conferencias sobre el camino que han decidido tomar como su forma de vida. Así, en México por ejemplo, se han mantenido por cinco años y han conocido 22 estados.
El plan, ir a Guatemala a mediados de 2022. Pero de esta increíble historia, la gente siempre quiere conocer lo elemental. ¿Cómo obtienen agua? ¿De qué viven? ¿Qué es lo más difícil? ¿Y por qué? ¿Por qué decidir hacer esto? Así contestaron a Quadratín: “Nos conocimos en 1991. Como toda pareja, los primeros años era algo pasional, visual, pero a medida que va pasando el tiempo empiezas a indagar en aquello que te mueve. Ambos teníamos esa sed de conocer pueblos originarios y de ahí nació la idea”, contó Germán.
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