Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de octubre de 2019.- Ellos crearon y protegieron a esos grupos autodenominados anarquistas, y ahora se asombran de su existencia y capacidad de vandalismo.
Lo que vimos ayer y en semanas anteriores son las consecuencias de aliarse con los violentos como suele hacer Morena, en este caso con los “anarquistas”.
Qué manera tan alevosa de lavarse las manos: “son conservadores”, dijo el presidente y la caravana de aduladores los pinta como los describe AMLO: provocadores del ala “conservadora” del país.
Ellos los inventaron. Ellos los usaron. Ellos los sacaron de la cárcel luego de ser detenidos por todo tipo de agresiones a civiles, policías, bienes públicos y privados.
Que no digan ahora que son un movimiento creado para desestabilizarlos a ellos, cuando la realidad es al revés: les dieron cobertura legal y política para poner su fuerza destructiva a su servicio en su camino hacia la Presidencia de la República.
Morena creó ese engendro violento para crear caos urbano y presentarse como la alternativa para recuperar la paz.
Hoy, desde el presidente hasta los cartonistas de La Jornada, buscan a quién endosárselos.
Morena (antes PRD) jugó con fuego y creó un monstruo que ahora no sabe cómo aplacar. ¿Recuerdan el ataque de los «anarquistas» el 1 de diciembre de 2012 al Congreso en San Lázaro, porque tomaba posesión Peña y no López Obrador?
El 25 de octubre de 2016 la bancada de Morena en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, impulsó la Ley de Amnistía para que 510 detenidos por actos vandálicos y hasta criminales en la capital del país, con la capucha de “anarquistas”.
La Amnistía para los “anarquistas” fue impulsada hasta con amenaza de toma de tribuna si no se agendaba, por el entonces coordinador de la bancada de Morena en la Asamblea capitalina, César Cravioto.
¿Y dónde está hoy César Cravioto?
Es funcionario del Gobierno de la Ciudad de México, que por ley debe frenar a sus creaturas protegidas.
Cría cuervos, y eso es lo que sucede.
La Ley fue detenida por resistencia de PAN, PRI y la consejería jurídica del GDF, hasta el 24 de abril del año pasado, en que la mayoría de Morena la sacó adelante.
Con esa Ley se aprobó la extinción de penas contra los detenidos en 28 manifestaciones violentas en la Ciudad de México entre el 1 de diciembre de 2012 y el 1 de diciembre de 2015.
La Razón publicó en esa fecha que, de acuerdo con el dictamen, que las 510 detenciones de violentos “implicaron evidentes violaciones a los derechos humanos”, como uso indebido de la fuerza (por parte de la policía), obstaculización e injerencias arbitrarias “en el ejercicio del derecho a defender derechos”.
Según Morena, en la detención de los “anarquistas” violentos entre esos años (2012-2015), “se violaron los derechos a la integridad personal, a la libertad en relación con el debido proceso y garantías judiciales y a la libertad de expresión”.
Los soltaron con un disculpe usted por haberles violado su “derecho a defender derechos” y coartado la libertad de expresión.
Golpearon y quemaron policías en la toma de protesta de Enrique Peña Nieto. Desvalijaron almacenes. Le prendieron fuego a las oficinas del CCH Naucalpan cuando había profesores adentro (una maestra embarazada), en febrero de 2013. Incendiaron una estación y una unidad del Metrobús (5 de noviembre de 2014). También quemaron un árbol gigante de Navidad en protesta por el alza a las tarifas del Metro. Saquearon locales privados, destruyeron fachadas de hoteles y edificios
Todos, liberados por su gran manto protector.
Y ahora el gobierno de Morena se
asusta del monstruo que ellos mismos crearon, que usaron y hasta le dieron
protección jurídica para que sigan golpeando, destruyendo e incendiando en la
total impunidad.