Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de noviembre de 2018.- En voz baja, sea en comederos, sea en encuentros informales, los futuros servidores públicos de Morena coinciden alarmados: la verdad es que es un desmadre total, no hay orden, todos quieren mandar y Andrés ya fue rebasado.
La referencia, como queda claro, es al desorden imperante en el gobierno electo; desorden entre los grupos, las tribus y mafias como las de Riobóo y Jiménez Espriú. Lo curioso es que la preocupación termina con un lapidario: y aún no empieza lo peor.
El desmadre, sin embargo, está a la vista de todos. ¿Lo dudan?
Aún está en la memoria de muchos la respuesta contundente del diputado Mario Delgado, a la paliza a Morena y al Presidente electo por la falsa consulta sobre el NAIM.
Dijo Delgado: “No veremos otra consulta con las características que tuvimos respecto del aeropuerto, por las condiciones y restricciones naturales que tenemos por no estar en el gobierno y por tener una ley altamente restrictiva… Todas las consultas ciudadanas que se hagan de aquí en delante van a estar sujetas a la ley”.
Queda claro, el problema de fondo es el engaño de una consulta amañada que exhibió las mentiras del gobierno entrante.
Por eso, el pasado domingo miles marcharon para rechazar las consultas amañadas y las mentiras.
Sin embargo, a Obrador no le importó lo dicho por Mario Delgado y menos la exigencia de la marcha fifí.
Peor, el electo anunció no una consulta, sino diez, igual de tramposas que el aeropuerto, en especial la del Tren Maya.
Y hasta ridiculizó su propia consulta, al anunciar el arranque de la obra.
¿Y para qué la consulta, si ya existe fecha para arrancar la obra? ¡El desmadre total…!
Por eso las preguntas: ¿Le importa a López Obrador contradecir a sus diputados, a su partido y desdeñar a la sociedad civil? ¿Por qué confirma el engaño? ¿Por qué Mario Delgado dice una cosa y el Presidente otra?
La crisis es peor si vemos las peleas discursivas entre el jefe de los senadores de Morena, el Presidente Electo y la presidenta del partido.
Ricardo Monreal detonó la crisis de mercados y bancos cuando dijo que Morena revisará las comisiones bancarias.
La golpiza a Monreal no se hizo esperar y debió salir al quite la presidenta de Morena, la señora Polevnsky, para decir que esa no era iniciativa del partido. Al final, López Obrador terció y dijo que en tres años no habría cambios a las comisiones bancarias. Por momentos calmó los mercados.
¿Pero qué creen?
Monreal volvió con el argumento de la división de poderes y retó al sistema financiero, bancos, Bolsa, a Morena y a López Obrador. ¡Sí va la revisión de comisiones bancarios, gritó!
Y, de nuevo tiró mercados, el peso y los bancos. ¿Quién será capaz de ordenar tal desmadre? Al parecer nadie.
Mientras tanto, el presidente electo confirmó que la suya no será la gestión de un demócrata y menos de un estadista; será un gobierno mesiánico. ¿Por qué?
Porque pregona superioridad política, moral y divina: “ya no me pertenezco, estoy al servicio de la Nación”. ¿Es un gobierno serio…?
Al tiempo.