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OAXACA, Oax., 19 de noviembre de 2017.- Un grave peligro ante desastres es el asistencialismo que atiende la emergencia sin promover la solidaridad ni la organización comunitaria, afirmó el arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello.
La meta final de estas etapas no es solo la reconstrucción material sino la rehabilitación humana y social de las personas y comunidades. Necesitamos estar más unidos, cuidar ante todo que no se derrumben los valores estructurales; fortalezcamos la confianza y solidaridad como piso firme y el resorte para afrontar cualquier conflicto y desastre, enfatizó.
En su conferencia de prensa dominical, el representante de la iglesia católica consideró que el asistencialismo -una manera de brindar ayuda-, no se preocupa por impulsar la subsidiaridad sino más bien crea dependencia, además de que desarticula la organización con la donación manipulada de despensas y otros materiales.
No interesa la cultura ni las costumbres de la comunidad y no son ajenos los casos de proselitismo partidista y de otros intereses, indicó.
Por ello, el arzobispo de Oaxaca convocó a aprender y fortalecer la solidaridad ante los desastres naturales y sociales, y a ser responsables no solo de manera individual.
Los desastres sociales si los podemos evitar cultivando y fortaleciendo los cimientos y pilares estructurales de toda sociedad: la confianza, responsabilidad, unidad, verdad y el bien común, de lo contrario pronto aparecerán graves daños: la pobreza, inseguridad, corrupción, narcotrafico, impunidad y el crimen, puntualizó.
Afirmó que el bien común solo se entiende cuando reconocemos al otro en su dignidad como persona y sus necesidades básicas: derecho a la vida, alimentación, salud, vivienda, educación y trabajo digno.
El bien personal nunca puede anteponerse al bien común sobre todo en casos de desastres, dijo.
En otro tema, el arzobispo Chávez Botello comentó que el papa Francisco declaró este 19 de noviembre la Jornada Mundial del Pobre.
Nada más oportuno ante la situación que vive el mundo, nuestro país y nosotros en Oaxaca. En el contacto y atención con los que sufren descubrimos nuestra fragilidad humana y social, aprendamos a ser solidarios y más humanos, exhortó.