Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
Alejandro González Bernabé y Constancio Carrasco son, sin duda alguna, los oaxaqueños más reconocidos en el Poder Judicial de la Federación.
Sus biografías hablan por sí mismas y yo solo diré que el primero es hoy Consejero de la Judicatura Federal; y que el segundo hace no mucho fue Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
“Oaxaqueños en el exilio” como el mismo Constancio se define, ambos regresan de cuando en cuando al terruño para compartir su conocimiento y su experiencia.
El viernes último demostraron que ellos sí son profetas en su tierra. Disertaron frente a auditorios repletos de jueces, juezas, magistrados, magistradas, litigantes, profesores y alumnos de la facultad de derecho de la UABJO.
Hablaron sobre la Constitución Oaxaqueña de 1922 ahora que celebramos su centenario; sobre las aportaciones originales de nuestra constitución local al constitucionalismo mexicano y sobre los retos y asignaturas pendientes.
Se mostraron profesionales y conocedores acuciosos del tema; pero la verdadera lección que nos dejaron fue la de la camaradería, el apoyo mutuo y el trabajo en equipo.
La vida de Bernabé y Constancio es casi indisoluble.
Y su vínculo encarna esa calidad humana cada vez más difícil de encontrar.
Han sido siempre un oaxaqueño apoyando a otro oaxaqueño.
La antípoda de aquella famosa alegoría de los cangrejos en la cesta. Hoy son hombres maduros, exitosos y felices.
Y esas calidades difícilmente se habrían dado sin el estudio.
Cuando uno estudia y se prepara no lo hace para saber más, sino para vivir mejor. Creo que esa debía ser la primera lección en cualquier escuela.
¿Y cómo se da uno cuenta de que viven bien?
Pues porque nunca están viendo a los lados si no es para ayudarse. Y porque la mayor parte del tiempo están viendo hacia adelante.
¿Qué tuvieron en común? Grandes maestros. De esos que además son amigos, compañeros y guías. Hoy ellos se han convertido en maestros de muchas y muchos jóvenes (al menos más jóvenes que ellos) que los quieren, los respetan y los admiran.
Jóvenes que hoy son juzgadoras y juzgadores, y que entienden que la palabra convence pero el ejemplo arrastra.
Ya en la cena el Consejero Bernabé evocaba los tiempos en que los Ministros de la Corte, además de grandes juristas, eran filósofos.
Y lo evocaba con nostalgia.
Hoy Bernabé y Constancio dejaron encendida una llama que no debe apagarse.
*Presidente de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca.