Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
OAXACA, Oax., 21 de enero de 2018.- Ha llamado la atención los constantes cambios de los colaboradores del gobernador Alejandro Murat Hinojosa durante su primer año de gestión gubernamental, que desde luego, ha creado ineficacia, ineficiencia de la acción administrativa del Estado.
La administración pública es de suma importancia puesto que los planes generales de gobierno se transforman en medios específicos a través de la acción administrativa. Por ejemplo, la ley de salud es general, sin embargo, beneficia a Juan de forma específica a través de la administración pública.
El éxito o fracaso de un gobierno se mide por la acción de la administración pública, por su buena marcha, por su eficiencia o eficacia, por la calidad de los servicios que ofrece. La administración pública es tan importante que acompaña al hombre desde que nace hasta que muere, aún después de muerto vela por sus sueños.
La administración pública debe ser constante, la acción del gobierno no se puede detener; debe ser responsable, responde por sus actos; enérgica, el interés público debe estar por encima de los intereses de grupo o privados; pronta, los servicios a la sociedad y a los individuos no espera; eficiente, alcanza los objetivos empleando mínimos recursos o maximizando los existentes; transparente y honesta, dar a conocer de su actuación y evitar hacer mal uso de los recursos públicos; estar en manos de profesionales, evitar a los improvisados que lesionan los intereses de los gobernados.
De acuerdo a lo anterior, la administración pública es una de las ruedas del gobierno, la otra es la calidad de las virtudes del gobernante. Sin la rueda de la administración pública, el gobierno es endeble, inestable, inconsistente, sin rumbo firme, a pesar de las buenas virtudes del gobernante.
Si esto es así, el por qué el gobernador no le ha tomado seriedad, aprecio, preocupación, atención, no ha dimensionado la importancia de la acción administrativa del Estado, parece más preocupado por hacerse resaltar ante la opinión pública gastando cuantiosos recursos públicos en ello. Lo peor es que las decisiones de la administración pública no las toma él tal como lo señalan las leyes sino que las toman personas que no fueron votadas por los ciudadanos, tales como su familia, sus íntimos amigos o grupos que medran con los recursos públicos de los oaxaqueños.
Esta falta de unidad de mando del gobierno oaxaqueño es la primera causa de los constantes cambios que sufre la administración pública, valga usar una expresión popular para enfatizar el fenómeno: “todos meten su cuchara en el nombramiento de los servidores de la administración pública”.
De acuerdo a lo anterior, el gobernador está faltando a su responsabilidad que le otorgó la mayoría electoral del pueblo oaxaqueño, para decirlo más claro, es irresponsable ante la mala marcha de la administración pública.
De aquí que los nombramientos de los servidores públicos se hagan de acuerdo a la relación de fuerzas entre los cortesanos, los influyentes, los que saben presionar o en su caso de los aduladores. Ser nombrados por esas relaciones de poder es lógico suponer que no se llenen los perfiles para cada uno de los puestos, la improvisación es la norma así como la falta de conocimientos y de experiencia en la materia asignada.
Lo más preocupante es que se está reproduciendo un fenómeno que surgió durante el gobierno de la Alianza entre el PAN, el PRD y el MC, el patrimonialismo. Cada nombrado se siente dueño de la institución, por ende puede hacer lo que quiera con los recursos públicos asignados, esto es muy evidente en finanzas públicas y en otras secretarías y organismos públicos.
Los secretarios y directores de los organismos públicos que no tienen el respaldo de los cortesanos y de los aduladores, sufren con la asignación de los recursos necesarios para operar sus dependencias y organismos.
Por esta falta de unidad de mando observamos nombramientos increíbles, indeseables, ofensivos, rotaciones que no son explicables, los todólogos son ya la norma del gobierno. Sin embargo, los nombrados no son responsables de ello, sólo existe uno: el gobernador.
Nombrar a una persona para que se dé a conocer para convertirlo en candidato a un puesto de elección popular se llama corrupción, utilizar el cargo para promoverse en mutuo propio también lo es, de la misma manera aceptar los nombramientos de personas que no tienen los perfiles adecuados para cada cargo, desde luego existen casos de excepción.
De verdad el gobernador ha faltado a su palabra de que quien: “no pueda se va”, porque él no lo decide, lo deciden en otras instancias menos en la gubernatura. Es hora de que el gobernador tome las riendas de su gobierno e integre un equipo de profesionales para la administración pública por el bien del pueblo oaxaqueño y por el bien de las generaciones por venir, basta de improvisados y de improvisaciones, pues tal como Osorio o no llegaremos al quinto partido.