
La UABJO, como los perros de rancho
OAXACA, Oax. 25 de febrero de 2018.- En una campaña electoral para la presidencia de la República, para gobernador, presidente municipal, nadie lo tiene perdido de antemano.
No sucede lo mismo para la campaña de senador o diputado, sea federal o estatal, pues a veces se compite no para ganar la elección sino para conservar el registro y para tener asientos de minoría.
Entonces toda campaña viene determinada por su objetivo y por su alcance.
De acuerdo con esto, se define la estrategia, la organización y la utilización de los recursos que estarán en relación directa con el objetivo.
De acuerdo a esta primera hipótesis, los seis candidatos a la presidencia de la República tienen la posibilidad, unos más que otros desde luego, de ganar esta justa electoral. Un candidato con un inicio de desventaja de veinte puntos puede lograr el triunfo a pesar de que se vea como una empresa imposible.
Si una campaña es un proceso de relación de fuerzas y guerra de posiciones, quiere decir que esa relación de fuerzas puede cambiar ya sea de manera fortuita o inducida y las posiciones cambien en la misma lógica.
La relación de fuerzas y las posiciones muestran el posible desarrollo y finalización de la contienda, sin embargo, puesto que las relaciones de fuerza y posiciones cambian, las perspectivas de desarrollo y finalización van cambiando, por tanto, nadie tiene asegurado de antemano el resultado deseado para cada caso.
Por ejemplo, a fines de noviembre la perspectiva de triunfo de cada uno de los contendientes no es la misma en fines de febrero, nuevos elementos han venido a cambiar la relación de fuerzas y las posiciones son distintas.
El registro de tres candidatos independientes presidenciales, hace posible el agrupamiento en torno a alguno de ellos para confrontar al líder de la contienda ante los problemas que están sufriendo los candidatos de las coaliciones.
Es evidente que de acuerdo a la relación de fuerzas del momento son adversas para Anaya y para Mead. El crecimiento de algún candidato independiente puede llegar al final de la contienda como el más firme competidor para el líder.
Esto quiere decir que para el líder AMLO, a pesar de tener una relación de fuerzas ventajosa y una posición mejor que Anaya y Mead, no quiere decir que ya ganó la competencia, los partidos del grupo dominante pueden agruparse con un candidato independiente y que este puede ser el único independiente.
La relación de fuerzas está obligando al grupo dominante del régimen político buscar alternativas dentro de los tres independientes, pues ni Anaya ni Mead pueden crecer a los niveles deseados para ser plenamente competitivos.
El problema para el régimen dominante es encontrar al candidato más competitivo para enfrentarlo al líder, pues ni Anaya, por los problemas de corrupción, ni Mead por su tardío vuelta a los líderes priistas, perdió sesenta días muy preciosos por aparentar no ser miembro del régimen priista y no buscar al priismo profundo que es de una extraordinaria fuerza.
Me parece que tanto Margarita, Ríos Piter y el Bronco, tienen las cualidades y los arrestos más eficaces para llegar a la final con AMLO y disputarle seriamente el triunfo el primero de julio.
Esto puede parecer fantasioso, sin embargo, la lucha electoral tiene su propia historia, dinámica, fuerza, virtudes, aspiraciones, miedos, esperanzas, cálculos, mediciones, todo esto se le llama inteligencia política.
Vale un dato, la forma en que los tres lograron los apoyos de los ciudadanos que exige la ley electoral no es convincente, seguramente su validación será automática, sólo el romanticismo del señor Pedro Ferriz y los sueños de Marichuy se salen de cuadro en esta lucha.
Si la relación de fuerzas y la guerra de posiciones nos inducen a plantear esta posible salida del grupo en el poder, la definición del campo político de confrontación, de lucha, en estos momentos de la historia de nuestro país, puede ser favorable a determinados contendientes pero no a todos.
El campo político se haya definido por la renegociación del tratado comercial con los Estados Unidos y Canadá, la redefinición de la posición de los países latinoamericanos, en donde la limitación del regreso de Lula envía señales inequívocas, la existencia de una clase empresarial ambiciosa y sin patriotismo, favorecida desde el último acto de la Revolución que fue la expropiación de la banca, la creciente pauperización de la población que obliga a ofrecer políticas clientelares y populistas a todos los candidatos, la demanda de cambios radicales del régimen político, la rabia, el coraje, la inconformidad de la mayoría de la población con su régimen que ha sido declarado como el más corrupto de la OCDE, conforman este campo político.
Este campo político que no puede cambiar en ciento veinte días será y es determinante para el resultado de estas elecciones, ahora sí que ni las fuerzas divinas podrán modificar esta realidad.
La combinación de la relación de fuerzas, las posiciones y la naturaleza del campo político son elementos a considerar en toda campaña electoral.