Día 28. PIB: crisis por modelo desarrollo y neoliberalismo
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de noviembre de 2017.- La ortodoxia, la lógica política, pero sobre todo el pragmatismo se impusieron en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el destape del hoy exsecretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, de 48 años, con larguísima experiencia en la administración pública.
Y si es cierta la frase que recientemente le atribuyen al presidente Enrique Peña Nieto -en el sentido de que si quizá se le han escapado de las manos muchas situaciones en la conducción del país, ciertamente sí sabe ganar elecciones-, su candidato podría adelantar un triunfo sin muchos sobresaltos en los comicios del año próximo.
“Quizá algunos de ustedes coincidan con quienes hablan de mis defectos… que si he cometido errores o no he leído suficientes libros. Pero les aseguro que hay algo que sí sé hacer, y eso es ganar elecciones”, aseguran que fueron las frases puntuales de Peña Nieto.
¿Por qué el Presidente se decidió finalmente por Meade Kuribreña como su probable sucesor? Muchos analistas consideran que su candidatura es injusta para los verdaderos priistas y representa otro ejemplo de simulación.
Sin embargo, lo cierto es que su candidato responde a las exigencias de la mercadotecnia política, ante el alto riesgo de perder las elecciones frente al omnipresente y eternizado Andrés Manuel López Obrador, dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), quien sigue ubicado en primer lugar en las preferencias de los votantes, aunque hoy su ventaja sea de menos de 3 puntos, cuando llegó a estar situado10 por arriba del PRI hace apenas un par de meses.
Tampoco hay que soslayar que AMLO encabeza las preferencias, gracias al conocimiento que la gente tiene de él, luego de casi 18 años de campaña y proselitismo legal e ilegal ante el electorado.
Si por ejemplo nos remitimos a un comparativo histórico, en abril de 2016, López Obrador captaba un 26 por ciento de las preferencias electorales; Margarita Zavala 21 -como candidata del PAN- y el PRI -con Miguel Ángel Osorio Chong- 17 por ciento. Jaime Rodríguez, “El Bronco” lograba 9 por ciento y Miguel Ángel Mancera, 8.
Apenas el mes pasado -según la novena encuesta del “Proceso electoral 2018. Fase previa”, realizada del 14 al 18 de octubre del 2017 por el gobierno federal-, las preferencias del espectro electoral mostraron que el 19.71 por ciento de los ciudadanos consultados votarían por Morena; el 18.06 por el PAN, y el 15.81 por el PRI.
Para los encuestados, el mejor candidato era Andrés Manuel López Obrador; luego Margarita Zavala (expanista, hoy independiente), y en tercer sitio ubicaban a Miguel Ángel Osorio Chong (PRI). De allí seguían Ricardo Anaya Cortés (PAN), Rafael Moreno Valle Rosas (PAN) y José Antonio Meade (PRI), quien hoy ya detenta las preferencias priistas.
Entre los militantes de ese partido -de acuerdo al periódico “El Financiero”-, José Antonio Meade “tiene frente a sí una cuesta arriba para posicionarse como el favorito de los priistas”.
A la pregunta ¿Quién prefiere que sea el candidato del PRI para presidente?, la encuesta de noviembre de “El Universal” lo colocó empatado con Aurelio Nuño en tercer lugar de cuatro candidatos, con 11 por ciento de apoyo de quienes se identificaron como priistas.
“Con 49 por ciento, el mejor posicionado en el partido en el gobierno era el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien ya deseó suerte a Meade en su búsqueda por la nominación de su partido. Otro desafío de la posible campaña de Meade sería superar el desgaste del gobierno al que perteneció, pues 52 por ciento de los encuestados por “El Universal” -en viviendas del 10 al 17 de noviembre-, considera que el peor escenario de cara a la elección de 2018 es que el PRI gane, tal como ocurrió en julio de 2012”.
Pero si nos atenemos a lo que el presidente Enrique Peña sí sabe hacer “y eso es ganar elecciones”, muy seguramente el camino de Meade Kuribreña estará bastante asfaltado para las elecciones de junio del 2018, cuando se elegirán Presidente de la República, 128 senadores, 500 diputados federales, y 2 mil 818 Ayuntamientos.
Más allá de las cifras de las tradicionales encuestas ciudadanas, Consulta Mitofsky reveló que -en un cuestionario al que respondieron 892 líderes en diferentes áreas en los últimos cuatro años-, Meade Kuribreña aparecía como la persona más capaz para dirigir al país en el 2018, seguido por Andrés Manuel López Obrador; Margarita Zavala se hallaba por detrás del político tabasqueño.
Una de las preguntas fue sobre el principal reto que tiene el país, a lo que la mayoría de los encuestados respondió que se trata de la corrupción.
La encuesta dada a conocer el pasado 9 de octubre, también abordó temas como las principales características de un líder, así como cuál ha sido la mejor política o acción del actual gobierno.
Sin embargo, los acuerdos de la 22 Asamblea General del PRI efectuada en agosto, ya habían generado altos niveles de inconformidad entre los priistas tradicionales, sobre todo, luego que se aprobaron modificaciones a sus documentos básicos y se avaló la participación de candidatos externos.
Durante la clausura de los trabajos del encuentro, Enrique Ochoa, dirigente nacional del PRI manifestó su beneplácito por las enmiendas. “Somos un partido que necesita romper las cerraduras y que le abre la puerta a la sociedad”, dijo entonces.
En tanto, el presidente Enrique Peña Nieto, orador principal del evento se comprometió a contender en “la batalla, con la seguridad de que México gana cuando gana el PRI”.
Lo hizo, quizá convencido por las alarmantes luces rojas de las encuestas, y que todo apuntaba a que el único prospecto con las características de político “apartidista” y funcionario prestigioso, que no polarizaría la contienda y del que finalmente podría echar mano exitosamente, era su secretario de Hacienda, presente en el evento.
Meade Kuribreña fue el más beneficiado con las modificaciones partidistas.
Seguramente, en privado Peña Nieto le había manifestado desde antes de que se efectuara la Asamblea del PRI, la posibilidad real de convertirse en candidato priista. De ahí que Peña Nieto encargara a Enrique Ochoa las modificaciones de forma urgente y a como diera lugar, aún a riesgo de provocar un profundo divisionismo en sus filas.
Escribí en su momento que al interior del PRI no debería existir margen para la equivocación y que si el presidente -finalmente el gran elector de Los Pinos- no elegía a la mejor de sus cartas, desde entonces fuese preparándose para enfrentar al final de su mandato -al igual que sus más cercanos colaboradores-, de la más descarnada persecución de la que se tenga memoria, de llegar al poder Andrés Manuel López Obrador o quien resulte candidato del denominado “Frente Amplio Democrático” PAN-PRD-MC.
Mencioné que, según mi punto de vista, el político que mejor reunía el perfil para convertirse en un buen presidente era el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong-, de 53 años, quien además, cumplía a cabalidad todos los requisitos que su partido exige.
Sin embargo, también señalé que -ante el escrutinio de los politólogos-, Osorio Chong se presentaría como un candidato débil, sin punch mediático.
“Sus atributos físicos no son los más convincentes antes las cámaras. Sin embargo, ante el auditorio, en directo, es un hombre que convence y posee gran capacidad para manejarse con toda la experiencia, firmeza y templanza necesaria, que un serio aspirante a la presidencia requiere”, dije.
Licenciado en Derecho, egresado de la Universidad Autónoma de Hidalgo, el currículum de Osorio Chong menciona su paso como diputado federal en la LIX Legislatura (2003 a 2005). Antes de resultar electo gobernador de la entidad (2005-2011), ocupó las secretarías de Desarrollo Regional, Desarrollo Social y de Gobierno.
Igualmente subrayé que en el ánimo presidencial pesaba el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, de 39 años, quien hoy ante el avance de los acontecimientos, seguramente se incorporará a las tareas partidistas y a la campaña, para buscar también un espacio político en el Congreso o la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Dije que el tercero y último de la lista -y que por ello sinceramente fuesen olvidándose del canciller Luis Videgaray, del secretario de Turismo, Enrique De la Madrid Cordero y del inefable José Narro Robles, titular de Salud-, era el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, de 48 años y con larguísima experiencia en la administración pública, a quien en su edición mayo-junio de 2013, la revista “Foreign Policy” lo había mencionado como una de las 500 personas más influyentes en el mundo.
“La modificación de los estatutos del PRI realizada durante su 22 Asamblea Nacional Ordinaria, le posibilita acceder a la candidatura rumbo a la Presidencia”, escribí.
Agregué que “incluso, se asegura que podría ser el catalizador que incorporara los votos de panistas e indecisos con grandes posibilidades de incrementar las expectativas electorales del PRI rumbo al 2018”, tal como seguramente pasará.
Por ahora, las elucubraciones en torno a probables nuevos cambios en el gabinete, no cesan, y se asegura que Osorio Chong dejará el despacho en Bucareli para convertirse en Presidente del CEN del PRI o jefe de campaña de José Antonio Meade.
Nada le haría mejor al prácticamente candidato presidencial del PRI, que aprovechar la gran experiencia política del hidalguense, quien joven aún, y de ganar Meade Kuribreña, podría darse el lujo de transitar otros 5 años más en la administración federal y esperar la oportunidad de mejores tiempos.
Granos de café
En la política chiapaneca, si todo va como públicamente se ha comentado en los medios, la actual administración está hecha un caos desde el punto de vista político-social y el proceso electoral se le sigue escapando de las manos al gobernador Manuel Velasco Coello.
Por ejemplo, circula en WhatsApp el supuesto “destape” del actual Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Eduardo Ramírez Aguilar, que tuvo lugar en el municipio de Berriozábal, donde dicen los enterados “se reunieron la crema y nata del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) como alcaldes, legisladores locales y federales, regidores, dirigentes de organizaciones afines y militantes”.
Incluso, se habló hace unas horas de que iniciaría su precampaña a partir del lunes 4 de diciembre. Y a todo esto, ¿dónde habrá dejado Velasco Coello al senador Luis Armando Melgar Bravo?
También en Morena dan por hecho que el candidato de Andrés Manuel López Obrador sea Rutilio Escandón Cadenas, presidente del Tribunal Judicial de la entidad, de quien algunos adversarios solicitan su destitución ante el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), porque la impartición de justicia -aseguran-, no puede estar supeditada al desempeño de un cargo político y realizar pre campaña.
Escandón Cadenas fue designado desde hace más de 2 meses por el Consejo Estatal de Morena, como “coordinador territorial”, el término eufemístico mediante el cual AMLO designa a sus candidatos.
Donde la lucha será intensa es al interior del PRI. Ahí el exsecretario del Campo, José Antonio Aguilar Bodegas ha denunciado los golpes bajos y la manipulación cibernética por parte del senador Roberto Albores Gleason, quien también aspira a suceder a Velasco Coello el año próximo. Lo cierto es que en opinión de quienes conocen su trayectoria, Aguilar Bodegas sería una garantía para enderezar el barco en Chiapas.
Sin embargo, con la designación de José Antonio Meade como candidato del PRI, contarán mucho los afectos y relaciones de los aspirantes. No habrá que olvidar que uno de los personajes que cuenta con excelente relación con él, es Jaime Valls Esponda, actual secretario General Ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), además, dicen, del propio senador verde, Luis Armando Melgar…
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