Los fantasmas de Toño Malpica llegan a la FILO
“Cualquier ser humano sigue reglas en léxico y en combinaciones sintácticas; sigue normas sociolingüísticas, porque queremos que el otro nos acepte y esa es la función esencial de la lengua: ser aceptado por el otro y, además, ser entendido, lo que en lingüística se denomina tener éxito comunicativo y nos permite ser aceptados en nuestra comunidad”, aseguró Concepción Company Company, miembro de El Colegio Nacional, al dictar la conferencia “Hablar y vivir en América I. Saludos y despedidas”, como parte del curso Los claroscuros de América. Lengua, historia y cultura.
Sin embargo, explicó la especialista en su lección, celebrada de forma presencial en el Aula Mayor de la institución y transmitida a través de sus redes sociales, si uno se detiene a reflexionar sobre lo que ha sido la historia de la lengua a lo largo de mil o de 500 años, hay muchas más reglas que libertades: por eso, “nadie nos ha dicho cómo tenemos que saludar y nos regulamos por normatividades”.
“Lo que es cierto es que las cartas y notas tienen un lugar privilegiado en la historia de la lengua, porque nos podemos acercar a ver cómo se establecían las rutinas, las convenciones y en qué puntos eran libres quienes las escribían. Tienen un toque de inmediatez y de secrecía”.
En dos sesiones, la colegiada se dará a la tarea de reflexionar sobre cómo y de qué hablaban en la vida cotidiana; primero a partir de los saludos y despedidas, para después hacerlo con los insultos, al tratarse un mundo de rituales, siendo las notas y las cartas lo que definió como “las joyas de la corona para quienes hacen lingüística histórica”, porque es donde están expuestas las rutinas sociales: “son el único tipo de texto que se atreve a escribir quien no sabe escribir”.
“Es como los mensajes de WhatsApp de hoy: quien no sabe escribir, porque no ha tenido la oportunidad de ser escolarizado, entrenado en procesos de tecno-escritura, si tiene un celular se atreverá a poner un mensaje que habrá de ser leído en voz alta, lo que muestra la oralidad e intimidad del momento, lo que se define como la inmediatez comunicativa”.
De acuerdo con la lingüista, esa inmediatez comunicativa se lograba hace 30 o 40 años vía notitas o cartas que se escribían desde la intimidad, para que ser leídos por una sola persona, sin que se esperara su circulación; a partir de ello, Concepción Company Company se dio a la tarea de reflexionar a partir de algunos textos reunidos en el Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América (Cordiam).
“Toda lengua es una combinatoria muy peculiar entre normas y una gran libertad: estamos metidos en un corsé, porque si yo llego por la mañana y en vez de decir buenos días digo ‘buenas tardes’, eso está fuera de toda expectativa; y tenemos, al mismo tiempo, una gran libertad, somos seres muy creativos y podemos hacer metáforas y extensiones de la lengua para un buen funcionamiento sociolingüístico cotidiano, a fin de acoplarse bien con el que me escucha y romper una libertad que está dada por la capacidad biológica del lenguaje y por las coordenadas sociales-culturales y experienciales en que nos movemos”.
Al describir la manera en que funcionan actos rituales como saludarse y despedirse, los describió como actos de habla directivos o apelativos, en gran parte porque apelan a la buena voluntad del otro; ahí es donde entra la estructura de la carta o de la nota: lograr algo positivo. Igualmente se trata de actos de habla formulaicos, debido a que están sedimentados por siglos: “una y otra vez los hispanohablantes llevamos siglos diciendo ‘buenos días’”.
Los rituales pragmáticos
Desde hace mil años decimos adiós y ya nadie se acuerda de Dios, aunque es una invocación a Dios en su origen, todavía en el siglo XIII se puede hallar frases como ‘te deseo salud’ y salud y salvarse tienen la misma raíz, “son actos de habla que se llaman formularios o formulaico, junto con los insultos, blasfemias, juramentos, amenazas, jaculatorias, halagos, piropos, etcétera”.
“Se le llama ritual pragmático y para que funcione hay que ser poco originales: si yo pongo la despedida en el inicio de la carta, no va a funcionar, y si pongo el saludo en el final de una carta, pues tampoco va a funcionar, porque hay que cooperar y lograr pertinencia en los lugares textuales”.
En ese sentido, enfatizó Concepción Company, los saludos y las despedidas tienen una cierta paradoja, porque tienen dos funcionamientos que parecen encontrados; por un lado, hay importantísimas diferencias sociales, hay culturas que son mucho más afectivas, mucho más cercanas, donde la gente se besa, se manda besos, se manda abrazos, y hay culturas que son más distantes y se mandan saludos cordiales. “Dependiendo del grupo social pueden hacer ambas cosas”.
“Las diferencias sociales y dialectales son marcos culturales específicos, y las lenguas son dinámicas y, a pesar de ese dinamismo, los saludos y las despedidas tienen una gran continuidad a lo largo de siglos, están normados y metidos como fórmulas en un corsé para que funcione, haya cooperación pertinencia y relevancia, por eso había muchos manuales de cómo escribir una carta y recetarios de cómo escribir cartas correctamente”.
Incluso, hasta las últimas décadas del siglo pasado había muchos manuales de cómo escribir una carta, porque si quería uno pedir trabajo tenía que saber cómo dirigirse y a quién, de ahí la importancia de lo que se encuentra en el conjunto de cartas de un corpus tan grande como el CORDIAM, es que hay un continuo de mucha oficialidad, terminan siendo muy asimétricas, porque el autor y el destinatario están en una situación social muy asimétrica.
“En las cartas privadas se nivela la simetría, aunque lo que se entiende por asimetría social ha cambiado culturalmente: mi madre le habló a su madre de usted toda la vida. Yo ya le hablé de tú; y mis hijos, bueno ya ni me hablan casi”.
Lo más importante de una lengua es que es la única herramienta que nos permite ser seres históricos: somos y hablamos como seres humanos gracias a que tenemos lengua, una capacidad biológica innata como lo es la capacidad de hablar.
Asimismo, somos seres históricos porque podemos transmitir experiencias mediante la lengua; sin ella, habría que imaginar qué habría que hacer para decirle al otro “que el huitlacoche no es algo podrido que hay que tirar, sino un bocado de cardenal. Gracias a la lengua podemos simbolizar y no explicar las cosas de manera física, directa”.
“Heredar experiencias no es conocer la fecha en que Napoleón fue derrotado en la batalla de Waterloo: es transmitir experiencias de nuestra vida diaria y eso es lo que las cartas van a mostrar de manera generosa, y lo que es importante en una lengua se va a nutrir con más códigos: aquello que nos resulte importante le vamos a echar más crema. Y lo que nos resulta menos importante lo pasamos de largo y hay menos códigos”.
Por eso se dice que las lenguas son el patrimonio esencial e inmaterial, intangible, de los seres humanos, porque es vehículo de identidad, es soporte de visión de mundo, “es nuestro instrumento fundamental para la interacción social”, recalcó la integrante de El Colegio Nacional.
“Hablar y vivir en América I. Saludos y despedidas”, como parte del curso Los claroscuros de América. Lengua, historia y cultura, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.