Cortinas de humo
Nezahualcóyotl, 11 de marzo, 2017.- Usted camina por las calles de la gran ciudad, arriba a barrios de añejo sabor y encuentra que aún persisten en ellos algunas edificaciones con muros de un material grato a la vista y al tacto por su textura; al olfato, por su aroma; al cuerpo todo por sus cualidades térmicas: conserva el calor en tiempo de frío y es fresco durante las temporadas de calor. Adivina, adivinador: claro que es el adobe.
El adobe —bloque de amplio entre los habitantes de comunidades rurales y suburbanas— se elaboraba con tres materias primas: agua, paja y tierra.
Ahora vuelve por pasadas glorias, luego de haber sido desdeñado como material de pobres (los ricos empleaban la piedra, la cantera, los cantos rodados) y es reconocido no sólo en México, sino en Europa a raíz de que el concepto de la casa habitación sana cobra actualidad ante los cambios climáticos que se han abatido sobre la tierra a raíz de la alteración del medio ambiente.
Combinado con la piedra o con la madera, nos dice un entusiasta promotor del uso del adobe —no solo en el ámbito rural, sino en las urbes— obtendremos en esta casa habitación sanas condiciones climatológicas adecuadas para el buen vivir, ya que los materiales naturales siempre brindarán elementos térmicos idóneos para el ser humano.
Otro factor que ha hecho que urbanitas y rurales se vuelquen nuevamente sobre el empleo del adobe, es su durabilidad.
Hay que ver aquellos templos cercanos a la capital, construidos hace dos, tres o más siglos, que aún conservan bardas o paredes elaboradas por nuestros antepasados.
Los viejos adoberos, informantes de nuestro informante, recomiendan que una vez levantadas las paredes, se les aplique baba de nopal, que al secarse impermeabiliza los adobes y prolongan su existencia, además de que destacan sus texturas.
Existía la creencia de que las construcciones de adobe no deberían sobrepasar el primer nivel de la casa habitación. Sin embargo, la experiencia de los constructores tradicionales ha dado al traste con tal aserto.
De acuerdo a las necesidades de la familia, la casa habitación sana puede incluir hasta tres pisos, dando el ancho pertinente a los bloques para que los riesgos de pulverización desaparezcan.
Por desgracia, los beneficios del adobe —luego de que tuviese amplio uso— se han restringido a quienes tienen el poder adquisitivo suficiente como para construirse una casa con bloques que aún se elaboran a la manera tradicional.
No obstante, grupos preocupados por la salud de la comunidad hacen labor entre los habitantes de pueblos y ciudades para que preserven la identidad, y la calidad de sus inmuebles, orientándolos para que los rehabiliten en lugar de echarlos abajo, para que conserven su calidad estética, sin mermar la calidad de vida de los moradores.
Fuente: Quadratín Debate