Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de noviembre de 2017.- La muerte hermanó a Fidel Castro y Rosario Green.
Con un año de diferencia.
El dictador cubano falleció el 25 de noviembre de 2016.
El mismo día, pero un año después, murió la ex canciller mexicana.
Más allá de la efemérides, está el trato que tuvieron ambos porque cuando él era presidente y ella secretaria de Relaciones Exteriores se dio el distanciamiento entre Cuba y México.
Tiempos de Ernesto Zedillo, quien en lo institucional negó el perdón de la deuda petrolera a La Habana y más créditos blandos, lo cual sí hicieron sus antecesores como gesto político, y en lo personal rechazó caer en los abusos de Castro.
Una historia llevada al clímax por dos López.
Si Adolfo López Mateos retó al imperio estadounidense cuando se opuso al aislamiento de la isla, José López Portillo le abrió las exportaciones de crudo barato y fiado a través del Pacto de San José.
A la par seguían financiamientos, aumentados exponencialmente en el sexenio 1988-1994.
La dictadura castrista no pagaba, pero eso no importó a algunos presidentes como Carlos Salinas, quien usó a Fidel Castro para ganar reconocimiento con las izquierdas del mundo en su cuestionado triunfo de 1988.
Zedillo no cayó en ese espejismo político y por eso generó el mayor alejamiento entre ambos países.
Sin comparación con aquel comes y te vas de Vicente Fox a Castro, un lapsus brutus sin parangón en el juego internacional y con la diplomacia de principios.
Castro no tiene llenadera: Zedillo
Esta historia comenzó con Gustavo Carbajal.
Desde de la la presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el veracruzano se relacionó con la izquierda hemisférica y los movimientos revolucionarios, a quienes dio cabida a través de la Conferencia Permanencia de Partidos Políticos de América Latina (Copppal).
Sus encuentros eran constantes con personajes tan disímbolos como Fidel Castro o Tirofijo, el alias del sanguinario guerrillero de Colombia Pedro Antonio Marín Marín o Manuel Marulanda Vélez.
Como sea, Carbajal tenía derecho de picaporte en el entonces llamado Palacio del Pueblo en La Habana.
Un día, en una cena, Castro se quejó con Carbajal:
-Chico, ya no tengo Vega Sicilia. Mis amigos ya no me regalan.
-Yo le voy a traer vino de Baja California. Allá tenemos muchos muy buenos -prometió el visitante frecuente.
Y sí, se lució con unas botellas de los mejores vinos mexicanos, pero la entrega no fue eterna.
Un día, en una cita oficial, Castro sacó el tema ante Rosario Green:
-Oye, un amigo mutuo, Gustavo Carbajal, me regaló unas botellas de vino muy rico. Se llama… -y le dijo el nombre.
-Yo le voy a mandar algunas cajas, presidente Castro -prometió Green.
Le hizo varios envíos.
Como las llamadas se multiplicaran ya no para pedir, sino para exigir vino, Green llevó el tema a Zedillo para saber si pagarían la cancillería o el gobierno mexicano.
-¿Qué hago, señor presidente?
-Nada. Ya no le des nada… ¡Nada! ¡No tiene llenadera”.
La historia, obtenida de manera directa con Carbajal y Green, lo remató la ex canciller:
-¡No tenía abuela! Castro quería que le pagáramos sus recepciones de gobierno y sus gustos personales.
Así era el revolucionario y cualquier coincidencia con uno de nuestros prohombres de izquierda es pura casualidad.
Coahuila: doble derrota de Anaya
1.- Coahuila fue una doble derrota para Ricardo Anaya, como dijimos aquí de manera reiterada.
En primer lugar, perdió la oportunidad de fortalecer la candidatura con un estado emblemático para él cuando tiene lista su postulación como candidato frentista a la Presidencia de la República.
En segundo, sus gritos y amenazas no intimidaron a los magistrados, quienes padecerán las mismas presiones en los comicios de 2018.
Los hechos se acreditan, no se debaten en discursos y medios.
Y 2.- El golpe da también en el mal llamado Frente Ciudadano por México, cuya mejor descalificación la dio el dirigente del Partido Nueva Alianza (Panal), Luis Castro Obregón.
Dijo Castro Obregón:
Las decisiones las toman en privado -no citó por sus nombres a Ricardo Anaya y a Alejandra Barrales– y pretenden imponerlas a los demás partidos asociados.
A estos fracasos seguirán muchos, pero de ellos daremos cuenta aquí en entregas sucesivas.