
¿Lealtad a quién?
Comienzo con un poema de Baudelaire
Giorgio Agamben, La moneda falsa
OAXACA, Oax. 2 de junio de 2021.- Los políticos en campaña resultan un poco como los poetas, se preguntan por el final, ubican reinicios inesperados; la jornada electoral pertenece al orden de la ficción.
El Diablo no cambia su estrategia para cargar con tu alma, desde hace miles de años ofrece la misma moneda, el futuro. Terminan las campañas políticas, la primera, en tiempo de Pandemia; a partir de mañana, las leyes mandan suspender toda alusión a candidatos, partidos políticos u ofertas electorales. Ordena también suspender la difusión de la obra gubernamental; Cumplamos la ley, aunque gobierno y políticos no lo hagan.
En el tiempo de los finales pienso en los inicios, será por mi formación de sorprendido, del que obtiene historias, sonidos, de lo cotidiano; desde la infancia, la realidad me obligó a inventar el inicio. Cargo con la costumbre de insistir más allá de triunfos, fracasos o negativas.
El azoro me conduce al principio de toda existencia, la pregunta: ¿y si esto que viera tuviera otro final?
En campaña los políticos muestran sin pudor su ignorancia sobre la democracia; trabajan con un principio básico electoral en nuestro país, “más vale torcer el camino”. Ocupan la palabra futuro como punto de su estrategia; el tiempo de pandemia los encontró sin principio, ¿cómo ofrecer el triunfo? Para obtener la sopa de cebollas se debe contar con las cebollas.
¿Hay otra forma de llamar al voto? Las campañas confirman lo relativo del tiempo, “ya pasará”, dicen. Se centran en lo importante, los recursos económicos. Inventan alianzas, los políticos son bastante imaginativos. El proceso electoral se divide en tres partes: convocatoria de las elecciones, campaña y sufragio y asunto de tribunales para dirimir conflictos.
El final del proceso les otorga futuro, que no es el futuro que ofrecen a los posibles electores. De entrada, saben que su palabra resulta arenga, invitación al sufragio, figuras narrativas. Su palabra como sustancia que se integra a la jornada electoral, que es ficción. Oaxaca es rica en conflictos poselectorales, bloqueos, toma de palacios municipales, oficinas electorales.
El político es el caminante de las veredas, el que recurre a las vías cortas; imagino que más de un candidato se hizo esta pregunta: “¿para qué caminar las calles del pueblo?, si puedo comprar la jornada del 6 de junio”. Contamos con la cultura electoral del paquete, los sobres de papel manila repletos de billetes. Y está la emergencia sanitaria, los muertos y los contagios, la enfermedad. En este año más que nunca necesitan recursos, demasiados, para llegar al cargo.
Bien mirado, con la propaganda partidista de estos días, ningún elector arriesgaría la vida por la oferta política. Para los políticos el final confirma el principio, ¿qué es lo que queda por hacer? Empujar duro en la movilización, pagar acarreados, sufragantes. O invertir para hacer el registro de los hechos que anulen en tribunales la elección.
El presente es el tiempo de las preguntas, que nos llevan al recomienzo. La mayoría de los comentaristas hacen su análisis desde la perspectiva del elector, las leyes, la democracia; no singularizan en proceso, candidato por candidato. Los políticos que compiten por el puesto no pertenecen a la sociedad, pertenecer a sus alianzas, las camarillas, los corrillos. Para comprobar esta afirmación basta con señalar a un candidato o candidata que fue vito en la cola para recibir la vacuna contra el Covid 19.
Los finales marcan las preguntas, confronta el presente con los hechos del pasado, la experiencia; conozco a más de un actual candidato que hizo campañas virtuales en otros años, otros procesos, desde la radio o la televisión. Sé de gente especializada en estrategia del triunfo, muchos están en el actual gobierno y en la oposición. El signo del proceso es el dinero, que corre sin restricción ni registro.
El Diablo ya tiene mi alma en sus manos; durante días, para escribir estas notas, puse oídos a las propuestas de campaña. En la hora de los finales llega el tiempo de la certeza, hay que cumplir con la ley.