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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de noviembre de 2017.- ¡Qué primera vuelta tan cerrada de la Liga Mexicana del Pacífico!
Cuando faltan tres series (10 juegos) para que concluya la primera mitad de la presente temporada están empatados en el primer lugar tres equipos (Águilas, Naranjeros y Tomateros) y podría haber hasta quíntuple empate, si consideramos que Venados y Charros están a un juego de este pelotón en el segundo lugar.
Más abajo en el quinto y sexto lugar se ubican Cañeros y Mayos a 2 y 3 juegos de distancia del primer lugar y Yaquis de Ciudad Obregón a 5 juegos del líder en el fondo del standing.
Lo que estamos viendo es que el cierre de la primera vuelta se pondrá candente y hasta los propios Yaquis pueden sorprender si logran una racha ganadora, ya que cuando restan 10 juegos para que concluya la primera vuelta, pueden cambiar los papeles y los que están arriba pueden terminar abajo y viceversa.
La incertidumbre
¿Y qué decir de Charros de Jalisco, que empezó la temporada como uno de los grandes favoritos para llevarse la corona?
La directiva de Charros encabezada por su presidente ejecutivo Salvador Quirarte una semana antes que dieran inicio las hostilidades de la presente temporada de la LMP, en reunión con los integrantes del Grupo de Peloteros (los expertos en béisbol), acompañado por los nuevos directivos de Charros, Ray Padilla y Edgar González, director y vicepresidente del club, con excesivo optimismo –como lo hacen cada temporada- expresó que Charros viene este año por el campeonato y que ha aprendido de los errores de las últimas dos temporadas que han sido de gatos negros. La pasada Charros no llegó al play-off.
Con la contratación del ex liga mayorista Tony Tarasco de manager y la reestructuración en la directiva de Charros –la salida del llamado Grupo Guasave con Gabriel Low, contrataron al experimentado Ray Padilla como director, formado en la escuela de Juan Manuel Ley de Tomateros de Culiacán, y las relaciones y conocimiento de Edgar González con gente de Grandes Ligas , de vicepresidente- se esperaba que Charros tuviera un team altamente competitivo para esta temporada que precisamente será el anfitrión de la Serie del Caribe durante los primeros días del próximo mes de febrero de 2018.
Sin embargo, cuando faltan tres series para concluir la primera vuelta, es la incertidumbre el sino de Charros. Si bien en bateo Charros tiene buen balance y es aceptable, su talón de Aquiles lo sigue constituyendo el pitcheo que es la columna vertebral del béisbol, pese a los esfuerzos de la directiva. Charros no cuenta con un staff permanente de inicialistas. Ha tenido que improvisar, ya que la base mexicana que es la que marca la diferencia, simplemente es irregular, por lo que tiene que buscar suplir las inconsistencias en el material extranjero. El problema son las lesiones y lanzadores que no responden.
Charros, como sucede cada año, lucía en el papel con un buen cuerpo de lanzadores inicialistas: se contaba con un novato Octavio Acosta que había resultado el campeón pitcher de la Liga Mexicana de Béisbol con Diablos Rojos con 14-1 y que hacía abrigar que podría tener un gran año; con Daniel Guerrero que la pasada temporada fue de los que pitchers mexicanos que salvaron la honra con muy buenas actuaciones y que le permitieron ganarse un lugar con este equipo de la LMP; se contaba también con el zurdo Orlando Lara que el pasado año no se vistió de Charros por razones que nunca se han explicado.
Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente a lo planeado. Ninguno de los tres es pilar de Charros. Octavio Acosta simplemente no ha respondido. Sus actuaciones han sido de mediocres a malas ( tiene 1-1 con 6.00 de PCL), se ha argumentado que sufría de cansancio del brazo, se le dio su tiempo y volvió a ser activado, pero no hay mejora. De Daniel Guerrero, sus subidas al montículo están para llorar (0-2 con 11.32 PCL). Terribles actuaciones. Y de Orlando Lara, pues simplemente no ha lanzado porque no se ha recuperado del brazo.
El único inicialista sólido de que dispone Charros es Tyler Alexander con 1-0 y 4.44 PCL. No ha sido tan efectivo como el pasado año, pero es un lanzador que da confianza.
Frente a este panorama hay otros dos lanzadores nacionales que han sido probados para salir adelante como Jesús Cruz (1-1) y Adrián Guzmán (1-1), que tienen 5.48 de y 7.11 en carreras limpias, respectivamente, lejos aún de ser la solución. Guzmán se ha lesionado y todo parece indicar que ya no lanzará en el resto de la temporada.
Charros adolece también de un buen cerrador, a diferencia de las dos primeras dos temporadas que contó con el norteamericano Brian Broderick y el pasado año al final con el liga mayorista Sergio Romo. El colombiano Ernesto Frieri es un fiasco, tiene 12.46 PCL. El norteamericano Roberto Stock, respondió muy bien pero está fuera del roster. Tal vez ya no vuelva, como sucede con los norteamericanos, cuya estancia no es segura.
¿Quiénes han salvado a Charros, logrando que esté peleando en los primeros lugares del standing? Pues han sido la fortuna, y algunos de los intermedios y preparados que se han intercalado y respondido como lo ha hecho Manuel Flores (2-0 y 0.000 PCL) que está fuera del staff por lesión, así como actuaciones del propio Robert Stock (0.00 PCL), Luis Iván Rodríguez que tiene 0.82 PCL, Edwin Salas (1.93),Carlos Vázquez (2.08) e Ivan Salas y Luis de la O. con 2.79.
Recientemente Charros se reforzó con el norteamericano Kyle Lloyd que forma parte del cuerpo de inicialistas, que en sus dos primeras subidas al montículo ha tenido buen desempeño y en 9 innings tiene PCL de 2.25.
¿Qué podemos esperar de Charros en lo que resta de la primera vuelta?
Del pitcheo el equipo de Jalisco está colgado de alfileres. Es impredecible lo que pueda suceder. No existe seguridad de que pueda terminar la primera vuelta en los primeros lugares. Faltan 10 juegos y está el peligro latente de que caiga.
Charros carece del sólido soporte y eje del béisbol: su cuerpo de lanzadores.