“…que le están degollando a su paloma”
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de noviembre de 2017.- La Asamblea Legislativa de la Ciudad de México no puede sesionar porque Morena lo impide.
Algunas veces lo impiden con golpes, otras con toma de tribuna, y en días recientes con el corte de cables para que no se oiga la voz de los legisladores y los diputados de Morena usan megáfonos para gritar, insultar y acallar la voz de los demás.
Un verdadero show es lo que se vive en el Congreso de la capital del país, porque una fracción, la de Morena, no quiere que haya sesiones y está en contra de aprobar una planta termo valorizadora, que transforma la basura en energía eléctrica.
El enojo es porque esa planta la construiría y operaría el sector privado, con lo que, como ha expresado Miguel Ángel Mancera, al presupuesto no le significaría carga alguna.
Morena no quiere nada con la iniciativa privada, aunque algunos asesores de AMLO le hacen un plan de gobierno para aparentar lo contrario.
Los hechos están ahí: Morena tiene paralizado al Congreso capitalino, por la fuerza, a fin de impedir que empresarios privados produzcan electricidad para la ciudad.
Eso es chavismo y no jueguitos.
Por sus actos los conoceréis.
La parálisis legislativa en la Ciudad de México se da en un momento particularmente crítico, pues se encuentran sin poder desahogar iniciativas que dan el soporte legal a la reconstrucción en la capital, luego del terremoto del 19 de septiembre. Por eso el llamado de Miguel Ángel Mancera a López Obrador para que conmine a los suyos, ya no digamos a trabajar, sino a dejar de impedir que los demás lo hagan.
Morena tiene 20 diputados en la Asamblea, contra 17 del PRD, 10 de Acción Nacional, ocho del PRI, tres del Verde, tres de Movimiento Ciudadano, y uno independiente, uno del PES, uno del PANAL y uno del PT.
A pesar de ser la primera minoría en la Asamblea, los legisladores de Morena no participan en ninguna de las comisiones de trabajo, salvo en la de Gobierno.
En ella está el coordinador de los diputados de Morena, César Cravioto, quien se lleva, entre prerrogativas, apoyos para gastos en oficinas y módulos, un millón de pesos al mes para él solo, cada mes, aparte del sueldo.
Resulta que Cravioto no ha asistido a las reuniones de la comisión en las últimas siete ocasiones de manera consecutiva, lo que (desde la tercera) amerita su remoción.
Está dedicado a tareas de partido, y cuando se le consultó por qué no asistía a su comisión, dijo que estaba trabajando por México.
O sea que Morena y México son lo mismo, y que les pague la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, aunque no trabajen ni dejen trabajar en épocas de emergencia, como es ésta posterior al sismo.
Los legisladores de Morena cuentan con un ejército de 207 asesores, todos pagados por la Asamblea. Cada uno de sus diputados cobran 300 mil pesos mensuales, aparte de su sueldo, como apoyo al trabajo legislativo.
Son cifras elevadas, pero se transforman en insultantes cuando nos enteramos que ninguno de ellos participa en alguna comisión de trabajo. Salvo el coordinador, Cravioto, que se lleva un millón de pesos adicionales al mes y no acude a las reuniones porque anda en trabajos de Morena.
Ahora que los asambleístas capitalinos tienen que realizar el trabajo legislativo correspondiente, a fin de dar soporte jurídico a la reconstrucción de la parte dañada de la capital a raíz del terremoto de septiembre, los miembros de Morena impiden el trabajo.
Hasta mordiscos (literal) han dado a los demás legisladores para reventar las sesiones y que no se trabaje.
Esto que vemos en la Asamblea capitalina es lo que nos espera si ganan el país.
No nos auto engañemos: eso piensan del sector privado y de los órganos legislativos.
Ahí está el chavismo en acción.