
Algunos saldos de Teuchitlán
OAXACA, Oax. 21 de marzo de 2025.- Los dardos pueden ser para México (o Canadá), pero el objetivo de Estados Unidos (EU) en el tablero mundial es frenar el crecimiento de China, la potencia que, al menos comercialmente, les disputa la hegemonía a los norteamericanos. Buena parte de las amenazas arancelarias vecinales tienen este trasfondo.
Así lo señalaron especialistas en un comunicado del panel “¿Aranceles o guerra comercial?: contradicciones y complejidades en la era de Trump”, parte del ciclo ¿El mundo sin Estados Unidos? Cómo entender el escenario internacional hoy, organizado por el Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos (Dsoj) del ITESO.
En la actividad participaron la economista Mireya Pasillas, académica de la Escuela de Negocios ITESO (ENI), y el internacionalista José Enrique Aguirre, del Dsoj. Víctor Olea, también académico del departamento, moderó el debate.
Pasillas advirtió que México se encuentra en una posición de desventaja, dada la disparidad económica que tiene con EU –83 por ciento de sus exportaciones van para el vecino país del norte, mientras que lo que los estadounidenses compran de México, aun siendo su principal socio comercial, solo representa el 16 por ciento.
No obstante hay una carta que México aún puede jugar a su favor y es el hecho de que EU quiere frenar a China y uno de los principales motores del crecimiento económico del gigante asiático es el comercio internacional. Por lo que si México impone aranceles a esta nación –uno de los argumentos de la presidencia de Trump es que China usa a México como plataforma de exportación hacia su país–, podría frenar la beligerancia arancelaria de nuestro socio.
Pasillas demostró que China «es el jugador oculto de la relación entre México y EU. Aun así, la alta dependencia nos tiene en una situación muy vulnerable y tenemos que comenzar a diversificarnos, aunque es costoso, complejo y va a llevar mucho tiempo. En tanto, conviene no tener una confrontación tan marcada con Trump para no tener tantas represalias».
El economista explicó que el crecimiento de China ha sido exponencial en las últimas décadas. En 1960, el tamaño de la economía de EU era 11 veces mayor que la de China. El país oriental comenzó a despegar después de que a fines de los años setenta hizo una reforma para abrir el comercio a la inversión, proceso que se consolidó en el año 2000 con su entrada a la Organización Mundial del Comercio (OMC). “Si esta tendencia sigue, China va a pasar a EEUU en menos de 15 años”.
Pasillas recordó que EU ya tuvo una guerra comercial de aranceles con China durante el primer período de Trump, lo que significó un cambio en el comercio directo, disminuyendo las importaciones de China en el territorio norteamericano, por lo que podría repetir este modelo que ya le funcionó antes.
Aguirre demostró que la política contra China fue notoria desde la primera administración de Donald Trump y que se mantuvo durante la era Biden. Una vez que Trump ha vuelto al poder, esta posición se ha legitimado. “Hay una voluntad de realinear todo el esquema internacional, para después ir contra su último enemigo que es China”, mencionó.
La ofensiva de la administración Trump tiene que ver con un neomercantilismo muy ofensivo en el que, a través del proteccionismo, EU quiere reindustrializarse, luego de que tras los acuerdos del libre comercio (TLCAN y luego T-MEC) muchas industrias, entre ellas la automotriz, se mudaron a México. “Los candidatos de la clase trabajadora que votan por Trump son los que se desencantaron con esta idea de globalismo que defendió mucho tiempo el partido demócrata y empezaron a enganchar con el discurso de Trump”.
Otro momento relevante con China fue la crisis financiera de 2008 que afectó a la mayoría de los países occidentales. En esa coyuntura China evitó que la economía mundial se fuera al despeñadero, pues continuó creciendo a tasas del 10 por ciento. «En los últimos 10 años, China se ha convertido en el principal socio comercial de la mayor parte de países del mundo. Por ejemplo, prácticamente de todos los países de América del Sur, su principal socio comercial es China. (..) Los chinos ya no solamente hacen el producto final, sino que han invertido en otros países para la realización de productos, de esta manera ha logrado salvar las sanciones de EU».
Aun con este auge, Aguirre no espera que en un mediano plazo haya un cambio de poder hegemónico, pues EU continúa siendo fiel de la balanza en temas militares, políticos o culturales. «Los procesos de cambio de hegemonía por lo regular son largos, no pasan en 10 años. EU era ya hegemonía desde el siglo XIX, con el descenso de Reino Unido, pero el cambio completo fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial».
“Trump no es un accidente de la historia”
Para el especialista en relaciones internacionales, la vuelta de un personaje como Donald Trump debe dejar de verse como el ascenso peculiar de un outsider , por el contrario, ya es parte de un signo de los tiempos, ya que líderes antiglobalización como Jair Bolsonaro, Javier Milei, Boris Johnson o Marine Le Pen, se están encontrando eco en los opuestos.
«Trump no es un accidente de la historia, más bien hay que entender que estamos entrando en una nueva etapa. Estamos viviendo una nueva revolución industrial con los procesos de inteligencia artificial o de automatización. Creo que es el cambio más importante que hemos visto después de la Guerra Fría», opinó.
Aguirre demostró que estamos en un mundo cambiante y multipolar, no solamente con EU o China, sino con otras naciones como India. «Estamos en un orden menos estable, no solamente implica crisis económica, sino en otras áreas, pensemos, por ejemplo, en cuestiones climáticas. Es una crisis multidimensional», concluyó.