Economía en sentido contrario: Banamex
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de enero de 2020.- Las cifras de inseguridad de 2019 presentan un diagnóstico del activismo de los grupos delictivos. Pero detrás de las cifras consolidadas se oculta, con pocos medios y analistas haciendo el esfuerzo de descifrar los mensajes, un panorama estatal y municipal que debiera conducir a una realineación de los objetivos de las estrategias de seguridad.
El primer dato importante puede inclusive replantear enfoques: fuera de una parte de los homicidios dolosos que corresponden a actividades no aclararas de fuero común, los demás revelan delitos de niveles municipales y estatales. Muchos de los homicidios dolosos no reflejan luchas regionales de cárteles, sino enfrentamientos por causas locales de disputas territoriales para mercados de drogas.
Los demás delitos tienen que ver con actividades municipales y estatales que corresponden a las policías locales. Entre ellos destacan, por ejemplo, homicidios dolosos ocurridos de manera violenta en bares y cantinas o en disputas por control de calles y mercados, aún cuando se trata de representaciones locales de cárteles nacionales.
Cuando se tenga claridad gubernamental que buena parte de los delitos son responsabilidad de gobernadores y alcaldes, entonces nos habremos acercado a un replanteamiento necesario de la estrategia de seguridad.
En este sentido, hay que atender tres datos que debieran fijar la geografía de las estrategias:
1.- Cinco estados registran incidencia delictiva nacional de alrededor de los 100 mil delitos: Estado de México (309 mil 647), Ciudad de México (224 mil 369), Jalisco (145 mil 678), Guanajuato (126 mil 777) y Baja California (95 mil 311).
2.- Pero son otras entidades las que registran mayores cifras de delitos por cada 100 mil habitantes: Colima (275.5), Baja California (243.1), Baja California Sur (211), Querétaro (210) y, entre otros, Ciudad de México (204).
3.- Y a nivel de percepción de inseguridad, cinco ciudades son las más altas: Puebla (92.7%), Tapachula (92.1%), Ecatepec de Morelos (92%), Uruapan (92%) y Fresnillo (91.9%).
Los datos anteriores revelan incidencia delictiva local, lo que llevaría a exigir respuestas de gobernadores y alcaldes. Quizá el dato que pueda explicar el fracaso local de la seguridad estaría en las fotografías de niños armados como autodefensas en un municipio abandonado de Guerrero, ante la incapacidad de funcionarios locales y de las fuerzas estatales de seguridad. Como a esas comunidades nadie las cuida, los pobladores toman las armas para defenderse, aunque sin tener técnicas, controles ni objetivos específicos.
Estas cifras deberían conducir a estrategias más precisas de seguridad estatal y municipal con supervisión federal. Pero la iniciativa la deben tomar los gobernadores y alcaldes, porque el primer año de estrategia nacional permite concluir que las autoridades federales carecen de capacidad, fuego y recursos para vigilar los casi 2 mil 500 municipios y las 32 entidades.
Pero a pesar de las evidencias, gobernadores y alcaldes se han cruzado de brazos, quieren que fuerzas federales resuelvan las inseguridades locales y de paso exigen respeto a las soberanías locales.
Lo que queda claro es que la estrategia federal llegó a su capacidad y ahora toca a gobiernos locales diseñar estrategias locales. Si no, la delincuencia seguirá de fiesta.
Ley de la Omertá
Algunos medios recordaron el pasado 20 de enero los 73 años de muerto del capo de capos Al Capone, fundador, en lenguaje moderno, del primer cártel criminal para el tráfico de alcohol. Capone edificó un aparato de poder basado en la corrupción de policías y funcionarios municipales y estatales de Chicago. La historia de Capone la reescribe el sociólogo alemán Hans Magnus Enzensberger en su clásico Política y delito y publicado el texto de Capone como separata en 2009 bajo el título der La balada de Al Capone. Mafia y capitalismo, editorial Errata Naturae.
La estructura de poder fue revelada por un puñado de ciudadanos en una carta enviado al Senado, en la que asientan: “una colonia de gánsteres ha implantado en esta ciudad un supergobierno al cual la población ha de rendir tributo. Tal tributo lo consigue mediante el terror, el rapto y el asesinato. Muchos de estos gánsteres han logrado hacerse fabulosamente ricos gracias al contrabando de alcohol. Operan con la complicidad de la policía y demás autoridades, establecen un monopolio del aguardiente y se reparten entre sí el término municipal”.
Ahí, pues, en Chicago, con Al Capone nacieron las mafias que hoy se conocen como cárteles porque controlan precios del mercado, antes del alcohol prohibido y hoy de la droga también prohibida. Y hoy como hace tres cuartos de siglo, las mafias-cárteles no pueden funcionar si no es con la complicidad de los gobiernos municipales, estatales y federales.
La única manera de terminar con Capone fue a través de la revisión contable y fue encarcelado por evasión fiscal.
Zona Zero
• Las fotografías de niños armados como autodefensas en un municipio de Guerrero deben llamar la atención a la incapacidad de gobernantes estatales y municipales para construir cuerpos de seguridad oficiales en sus territorios. Poco lograrán esos niños. Y las autoridades deberían llamar a cuentas a los responsables por usar niños como escudos humanos en situaciones de inseguridad.
• A pesar de los datos que exhiben la apatía de autoridades estatales y municipales ante la inseguridad, los gobernadores se siguen quejando de que quieren desmañanarlos con su asistencia a las reuniones matutinas de seguridad. Es posible que esas reuniones carezcan de método para ser útiles, pero cuando menos obligaría a los gobernantes a reconocer el grado de inseguridad en sus plazas. Porque ni van a esas reuniones ni generan iniciativas de seguridad eficientes.
El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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@carlosramirezh