La Constitución de 1854 y la crisis de México
OAXACA, Oax., 31 de enero de 2021.- Cada nueva evolución de la tecnología y el conocimiento ha venido representar la sustitución de unos códigos éticos por otros y aun una revolución en la ética. Esto es una constante en nuestra historia. Ya nada es sólido.
Se transforman, además, sus esquemas de fondo, como las propias nociones de hábito y creencia, que es algo infrecuente en nuestra historia cultural.
Cómo cambian los hábitos y las creencias, intentaremos explicar.
En el orden biológico la unidad elemental es el gen, una partícula perteneciente al cromosoma de cada célula. Los genes constituyen nuestros rasgos genéticos y son hereditarios, por lo que determinan la transmisión biológica de la especie.
Por otra parte, el órgano procesador de estas unidades de información es el genoma, que viene a constituirse en el sistema de genes característico de cada organismo o individuo.
En el orden cultural la unidad básica de transmisión es el mneme (nombre griego de memoria), constitutivo de nuestros rasgos culturales, pero que a diferencia del gen es inmaterial y de carácter aprendido, no hereditario.
Además, las unidades culturales, puesto que son diferentes entre sí desde el punto de vista del observador, permiten ser convertibles unas a otras, lo que no ocurre con los rasgos genéticos.
Es decir, un rasgo cultural como el coeficiente de inteligencia puede ser traducido en términos de valores de conducta, otro rasgo cultural, y viceversa.
Todas las unidades de información de la cultura son procesadas en su órgano correspondiente, el cerebro, equivalente, en su actividad, al sistema de conocimientos y comportamiento característico de cada individuo.
En el plano de la cultura existen unas unidades más específicas de información que son los fonemas (de phoné, voz), con los que articulamos cada lengua.
Los etemas (de éthos, costumbre), son las unidades básicas de la cultura valorativa, como los fonemas lo son de lo propiamente informativa, y ambas comparten propiedades de los mnemes o unidades elementales de la transmisión cultural.
Las unidades de transmisión cultural nos sirven en suma, para constituir la red de signos y símbolos ilimitados que llamamos en lo general la cultura humana y que la distinguen, hoy por hoy, como la cultura más desarrollada entre todas las del reino animal.
Desde el punto de vista humano, como ser biológico, no como ser social ni mucho menos como ser económico, los seres humanos nos distinguimos por nuestra cultura que en estos momentos sufren cambios revolucionarios que están constituyendo un nuevo ser humano, por lo tanto a nuevas formas de gobernarnos. Estemos atentos a ello.