Diferencias entre un estúpido y un idiota
OAXACA, Oax., 14 de febrero de 2021.- Si hoy más que nunca no puede prosperar una ética que no sea cognitiva, tampoco podría hacerlo una ética que no lo fuera a la vez de la sensibilidad.
Separar en las normas de nuestra conducta la razón y los sentidos es tan absurdo como separar en la inteligencia humana lo abstracto y lo intuitivo, el conocimiento y la sensibilidad.
Habría que reconocer que conocimiento y sensibilidad son recursos escasos en nuestro tiempo. La inmediatez de las cosas nos hace perder el poder de nuestros sentidos y de nuestra capacidad para conocer. Las cosas las utilizamos sin saber casi nada de ellas.
La idea es proponer los medios para que se trueque en moderado optimismo de la razón: adoptar una ética cognitiva del mínimo común moral y aprender de nuevo de la sensibilidad. Reconocemos que la tarea es difícil pero habría que intentarlo.
Si hoy más que nunca no puede prosperar una ética que no sea cognitiva, tampoco podría hacerlo una ética que no lo fuera de la sensibilidad. Separar en las normas de nuestra conducta la razón y los sentidos es tan absurdo como separar en la inteligencia humana lo abstracto y lo intuitivo, el conocimiento y la sensibilidad.
Ser racional no es lo opuesto a ser sensible, sino a ser estúpido e irracional.
Del mismo modo, ser partidario de la razón o lo cognitivo en la ética no se opone a salvar también en ella lo emocional y sensitivo, sino que es contrario a la idiotez y a la sinrazón moral.
En la ética lo cognitivo tiene prioridad, pero nos hace recordar a su vez la necesidad de lo sensitivo; sin este no existiera. Lo abstracto exige lo concreto, y las representaciones de la ética no tendrían sentido sin la presentación del sujeto de la misma.
Lo sensitivo no sólo se encuentra en la base de nuestro juicio moral, sino que ha de servir a la existencia y desarrollo de todo lo cognitivo en la moral.
La ética seguirá contando con el pensamiento y los sentidos de donde ha obtenido siempre su energía. En tiempos que amenazan sequía de los sentidos y del pensamiento ha de beber de estas fuentes más que nunca.