Respuesta a la violencia e inseguridad
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de octubre de 2017.- Como en política los tiempos finales suelen ser los primeros, la decisión de Miguel Ángel Mancera de hacerse a un lado durante la operación atrabancada del Frente por México y atender resultados de su gestión ante la crisis por los terremotos lo ha llevado a reposicionarse en las preferencias electorales.
El desplome de Ricardo Anaya no solo se registró en las encuestas, sino que exhibió la fragilidad del Frente opositor en su fase electoral. Anaya ya había pactado con el PRD de Alejandra Barrales la candidatura presidencial para él y la de Ciudad de México para el PRD, por lo que el PAN podría quedarse sin ninguna de los dos porque las figuras panistas fueron marginadas por Anaya u obligadas a salirse como Margarita Zavala de Calderón.
Si la falta de trabajo de base en el PAN y en el PRD dejaron indicios de que pueden vencer al PRI solo si van aliados y con un candidato competitivo, el escenario se le reventó a Anaya porque es una figura perdedora. Y como los tiempos para construir otro candidato ya no existen, entonces queda en el escenario opositor solo Mancera.
Tres encuestas de la semana pasada registraron el reacomodo en tendencias electorales. Pero además hay otras circunstancias que están beneficiando a Mancera: la supervisión personal del programa de reconstrucción de viviendas afectadas por los terremotos en Ciudad de México y el reciente reconocimiento por parte del Banco Interamericano de Desarrollo al trabajo de la jefatura de gobierno en el monitoreo de programas.
El tema de la reconstrucción ascendió a decisivo en la contabilidad electoral de Ciudad de México por el estado de ánimo agresivo de los afectados y los problemas de la burocracia, pero sobre todo por el mensaje político enviado por el PRI con la designación del exgobernador mexiquense Eruviel Ávila como delegado especial con rango de jefe del PRI en la capital de la república, una base electoral fuerte que era del PRD, la dividió con Morena y ahora el PRI quisiera capitalizarla como activo electoral para las elecciones.
Aunque Mancera tendría que dejar la jefatura de gobierno al comenzar diciembre, el programa de reconstrucción es un activo social y no va a dejárselo al PRI de Ávila: la reconstrucción será campo de batalla electoral entre Mancera y el PRI. Después de los terremotos de 1985, Manuel Camacho utilizó el programa de reconstrucción para distensionar al DF, pero también para construir una base social-política-electoral a partir de la entrega de viviendas, solo que sus aliados René Bejarano y Dolores Padierna decidieron en 1988 adherirse a la candidatura de Cárdenas.
El reconocimiento del BID al gobierno de la Ciudad de México tiene una clave política: el Tercer Premio de Gestión para Resultados en el Desarrollo, por la iniciativa “Sistema de monitoreo y evaluación de la gestión gubernamental en CdMx”. Es decir, un reconocimiento a lo que hace falta en programas federales: supervisión de resultados a los 17 objetivos y 169 metas de los Objetivos del Desarrollo de la ONU. Con ello, Mancera es calificado positivamente por observadores internacionales que de alguna manera incidirán en las candidaturas presidenciales.
El reposicionamiento de Mancera en el Frente Ciudadano lo consolidan como la figura más sólida en la oposición, aunque el problema del Frente arrastra aún la ambición de Anaya para aferrarse a una candidatura que lo tiene en tercer sitio electoral.
Política para dummies: La política es la fuerza de voluntad para insistir, aun cuando los astros digan que no.
Solo para sus ojos:
El arribo del exgobernador mexiquense Eruviel Ávila a la jefatura política de la Ciudad de México ciertamente que es tardío, carece de bases sociales y no resuelve la lucha entre los grupos de poder. Pero tiene a favor el hecho de que el gobierno federal incidirá de alguna manera en planes de reconstrucción de las zonas afectadas por terremotos y podría ahí competir con los planes de Mancera.
Hoy decidirá el PRI el método de designación del candidato presidencial… que decidirá previamente el presidente de la república -dice la liturgia priísta ahora rediviva- “en la soledad de su despacho”. El PRI, en realidad, decidirá hoy la forma de comunicarle al designado la decisión presidencial.
“López Obrador no es un Chávez; puede ser un Trump”, afirma el exgobernador veracruzano Miguel Alemán.
Aunque no hay certezas de que vayan a indiciar al exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, de todos modos el desahogo de algunas pruebas lo está arrinconando. El temor es si el exfuncionario vaya a aguantar la presión o comience a abrir la cloaca de la corrupción.
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@carlosramirezh