
Salgado Macedonio: sé que no puedo ser candidato
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de octubre de 2019.- Acaba de entrar Alejandro Moreno Cárdenas a la presidencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y se empezaron a mover algunos engranajes estatales contra los que tienen amagadas sus dirigencias estatales aun con sendas derrotas en su paso por el Comité Directivo Estatal. Se cocinan cambios en los que todavía no hay una línea como tal del nuevo líder priista, si bien “Alito” –como se hace llamar el dirigente del tricolor- ha ventilado que no habrá dados cargados, tampoco se han establecido lineamientos generales.
Si bien Alejandro Moreno obtuvo 85 por ciento de los votos de la elección interna, también arribó con una percepción que habría sido el mismo Andrés Manuel López Obrador quien pidiera a los gobernadores emanados del PRI que lo apoyaran para conseguir la presidencia nacional priista. Bajo esa primicia algunos decidieron renunciar a su militancia, entre éstos, contrincantes como la carismática Ivonne Ortega Pacheco. Así transitó el proceso en agosto, pero hoy las oficinas centrales del nuevo presidente diariamente están saturadas por militantes que solicitan una audiencia con “Alito”.
En este año, como consultor en comunicación he estado en las entrañas de ese partido –el PRI- y de otros más recorriendo el país de norte a sur, encontrándome para mi sorpresa –quizás de muchos más- que todavía existe un priismo vivo, ávido por resurgir pese a sus dirigencias que distan demasiado de los principios básicos, aunque en mi opinión creo que les pesa demasiado la “institucionalidad” como para encabezar una rebelión contra sus pésimos líderes estatales o municipales; sin embargo, sin darse cuenta ahí es donde se cocinan los cambios.
De las pocas voces sensatas junto a Gisela Rubach dentro del War Room Presidencial de José Antonio Meade, era Rubén Moreira Valdés quien se ha regresado a Coahuila para fortalecer las estructuras con miras a la elección local que tendrán en 2020, la aparición pública que hiciera la semana pasada en Fórum de El Heraldo de Chihuahua no fue nada fortuita, incluso estuvo cercano a Rosy Gaytán quien aspira ser candidata en las siguientes elecciones.
Otro estado que en 2020 irá a elecciones es Hidalgo, donde Omar Fayad Meneses se encargó en destruir el hegemónico tinglado priista tan destacado a nivel nacional, estructura que incluso era exportada para salvar a otros comités estatales, de eso hoy nada queda. Allá, Miguel Osorio Chong ha regresado al territorio para tratar de rescatar en los distritos prioritarios donde él tiene operadores.
Casos perdidos como Baja California, Chihuahua, Michoacán, Nayarit, Tamaulipas y Oaxaca en los que sus dirigencias actuales notoriamente se han encerrado en su pequeño círculo de influencia, donde la opinión pública acusa de gerenciar únicamente negocios dejando a un lado la formación real –no simulada para las fotos- de cuadros; ahí los fuertes liderazgos todavía vivos han empezado a articularse para sentarse en sus presidencias estatales, de los cuales hay líderes que cuentan con proyecto, militancia probada, dinero, pero sobretodo demasiado ímpetu por revivir al priismo.
¿Darán la sorpresa San Luis Potosí y Veracruz? ¿Y tú, qué opinas?
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